A la tercera, lo detuvieron, pues trató de agredir a uno de los policías municipales que habían acudido de nuevo al lugar del alboroto, al sitio donde un individio había protagonizado altercado tras otro. Fue en Ca n’Anglada, el miércoles.
Todo ocurrió en un intervalo de un par de horas. A las 6.35 de la tarde, un testigo informó a la Policía Municipal de que una persona que parecía ebria causaba molestias en la calle de Sant Tomàs. Una dotación policial se presentó allí, habló con el causante de los incidentes, que estaba, en efecto, embriagado y acumulaba antecedentes policiales; los guardias se marcharon cuando comprobaron que el sujeto se calmaba y atendía a razones. Eso parecía.
Minutos después, sin embargo, el cuerpo local recibió un aviso desde el mismo lugar, y referido al mismo individuo, que volviar a armar jaleo y a molestar. En esta segunda ocasión los policías denunciaron al hombre por falta de respeto a los agentes. Se fueron, pues también parecía esa vez que el tipo se avenía a tranquilizarse.
Pero no. A las 8.35 de la tarde, un par de horas después de la primera llamada, una dotación policial tuvo que volver al sector. El alborotador, de nacionalidad española, se había encarado con un empleado de un establecimiento.
Y vuelta a empezar. Una unidad policial fue a la zona. Los guardias se dirigieron al tipo, y éste intentó agredir a uno de los efectivos policiales. Y lo detuvieron como presunto autor de un delito de atentado. Lo llevaron a los calabozos después de pasar por Mútua.