Terrassa

Y la fiesta institucional se convirtió en un adiós

Los Mossos d’Esquadra enviaron semanas atrás decenas de invitaciones para la asistencia a su festividad, el Dia de Les Esquadres. La misiva la remitían oficialmente el conseller de Interior, y en su nombre el intendente Antoni Flores Lorente. Pocos sabían que era la última fiesta de los mossos en que iba a participar Flores en calidad de responsable de la comisaría egarense.

A partir del año próximo volverá a asistir, pero no se sentará a la mesa institucional en el escenario del Auditori Municipal, sino en la primera fila de la sala. Muy cerca, el alcalde, su jefe político a partir del 1 de mayo, el hombre que le propuso sustituir a Quesada y le ha nombrado intendente mayor.

Jordi Ballart, el alcalde, presidió ayer el acto conmemorativo, en el que los Mossos d’Esquadra entregaron reconocimientos y distinciones a policías y en el que Isabel Marquès, Síndic de Greuges de Terrassa, pronunció una conferencia.

Pero el solemne evento, de media gala, guantes blancos y condecoraciones, quedó envuelto pronto en el aire raro de las despedidas que semejan improvisadas. Flores principió un discurso análogo al de otras ocasiones, repasando las actuaciones de los mossos el año pasado en Terrassa, pero la noticia de su salida de la comisaría de Can Tusell para aterrizar en la de la avenida de Les Glòries Catalanes ya corría como reguero de pólvora. Y Flores hilvanó como pudo frases de despedida y agradecimiento en un ambiente atravesado por la emoción. El auditorio se puso en pie para darle el adiós con sonoridad de aplauso cerrado.

Flores, no obstante, seguirá siendo mosso, si bien en excedencia. Al convertirse en nuevo intendente mayor, subirá un grado en el escalafón profesional. Según señaló ayer a este diario, una de las razones primordiales para aceptar su nueva responsabilidad ha sido el desafío "de un proyecto muy ilusionante" marcado por la puesta en marcha de un plan de modernización de la Policía Municipal y por la ampliación de su plantilla.

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