Los conciertos de Cécile McLorin Salvant, Kenny Barron y de Carles Benavent han sido las propuestas estelares más concurridas de la recién finalizada 35 edición del Festival de Jazz de Terrassa. Han sido diecinueve días de programación con treinta conciertos, doce de ellos estelares (repartidos en diez jornadas), diez más ofrecidos de forma gratuita (cuatro dentro del Pícnic-Jazz y uno en formato de concierto doble) y otros tantos a precios populares (como los cuatro del JazzJove Non Stop o las dos "jam sessions.") A ello hay que sumar las cuarenta actividades celebradas en el marco del "Off festival."
En total, los espectadores de todas estas actividades han sido, según las estimaciones de la propia organización, 43 mil personas. Entre estas, treinta mil corresponden al número de asistentes estimado de la 18ª edición del Pícnic-Jazz de Vallparadís. Si la lluvia no hubiera hecho acto de presencia, esta cifra total habría sido algo superior, de unos cuantos miles más.
Susanna Carmona, coordinadora y portavoz de este evento musical, reconoce que se han cumplido las expectativas y que toda la programación se ha podido desarrollar sin incidencias, más allá de algún que otro puntual cambio de músicos en alguna formación.
La organización ha querido mantener su apuesta por traer a "nombres consolidados del jazz mundial", pero además se ha conseguido incluir "muchos proyectos de nuevos y algunos estrenos en exclusiva en España. El resultado ha sido formidable, con sesiones artísticas de mucho nivel", asegura Carmona.
Comunión total
La portavoz también destaca la "sintonía total" que se ha conseguido "entre músicos y público", especialmente en la Nova Jazz Cava. En ocasiones, esa sintonía se ha dado con "monstruos de la escena como Kenny Barron o Gary Bartz", y añade que "los artistas han estado muy cómodos."
Incluso en el Centre Cultural, donde se duplicó con creces la capacidad de la Nova Jazz Cava, existió esa comunión y conexión con el público, aunque fuera a mayor escala.
Esa magia se repitió con conciertos menos asequibles, como el ofrecido por Ralph Alessi, que consiguió con una propuesta con "un punto más de reflexión, dejar a la gente fascinada."
Esta última edición se ha organizado en parte por bloque temáticos que, en la primera semana, tuvieron como principales protagonistas a diversos representantes del jazz europeo. Algunos de ellos fueron músicos consagrados, como Franco D’Andrea o Sylvain Luc, cuya gran reputación no se corresponde con una respuesta masiva, de un público que sí se vuelca con los músicos norteamericanos.
Esa sería una de las asignaturas pendientes, lograr una mayor respuesta para los conciertos de nuestros músicos más cercanos, pero quizá haya otro reto más apremiante: conseguir que el público de Terrassa sea más numeroso en los conciertos de pago. A estos acude una mayoría de público de fuera de la ciudad.
Susanna Carmona habla de "incentivar la presencia del público local para las cabezas de cartel que dan prestigio a este festival." Es bien sabido que la ciudadanía se vuelca en las actuaciones gratuitas; además de las elevadas cifras del Pícnic-Jazz, la Sant Andreu Jazz Band logró congregar a tres mil personas en la Plaça Vella.
También es notable el buen resultado de las actividades paralelas, aunque a juicio de Susanna Carmona "es una faceta del festival que funciona, pero también es un proceso que tarda un tiempo, que la gente tenga interiorizado el festival desde una perspectiva distinta." Lo valioso en este caso es que "haya muchos que quieran formar parte del festival", organizando actividades.
El festival se clausuró el fin de semana pasado incluyendo uno de los conciertos de fin de gira de la cantante estadounidense Cécile McLorin Salvant. La artista selló a la vez una semana brillante en la que destacaron los conciertos en exclusiva de Dave Holland y Gary Bartz. También en exclusiva nos visió el pianista Kenny Barron, mientras que el también pianista Franco d’Andrea protagonizó, en el marco del festival, su debut en tierras catalanas.
Otras propuesta en exclusiva, una producción propia del festival fue la que protagonizó el bajista Carles Benavent junto a primeros espadas del jazz nacional en la entrega de su "Jazzterrasman."
Pero la Nova Jazz Cava también ha abierto sus puertas a algunas de las actividades paralelas incluidas en la programación, algunas de ellas con muchas posibilidades de crecer en futuras ediciones. Una de ellas ha sido el "Jazzmenut", actividad que ha acogido a alumnos de dos guarderías y de una escuela de Terrassa, en la que se ha redundado en los valores que se intentan transmitir con propuestas como el Visquem el jazz. En la misma línea se han desarrollado, por segunda vez, los conciertos sociales para gente mayor, con Maria Betriu.
La trigésimo quinta edición del evento ha sido también la de los aniversarios; entre estos, destaca el décimo cumpleaños del Jazz Terrassa Swing Stage, que ha congregado a entre 120 y 140 participantes en el fin de semana del 11 al 13 de marzo en nuestra ciudad.