La presente edición del festival atravesó el jueves su ecuador con un concierto sólo apto para paladares experimentados. La propuesta de Ralph Alessi es la quintaesencia de la evolución del jazz, ese territorio en el que convergen más de cien años de historia, donde pueden asomar múltiples referencias sin que apenas se noten, y donde el discurso personal es el principal garante para justificar esa libertad sin límites.
Y no olvidemos el valor de la improvisación, la seña de identidad de ese territorio constantemente creativo en el que se convierten los conciertos de aquellos músicos más aventajados. Es el caso de Ralph Alessi y sus compañeros de proyecto, Baida. El cuarteto vino a presentar su último CD, "Quiver", aunque también incluyó referencias a su álbum anterior, su debut "Baida" (con piezas como "Gobble Gobblins" o "Maria Lydia".)
Solidez
Con algún cambio con respecto al cuarteto que protagonizó la grabación de "Quiver" (Gerald Cleaver sustituyó a Nasheet Waits), el cuarteto presentó una gran solidez y un incontestable aplomo a la hora de reproducir las piezas el disco. En sus interpretaciones fueron desde la instrospección a la reflexión, con un discurso muy intelectual que buscó en la repetición de ciertos patrones rítmicos despertar a un público ensimismado. Al margen del líder, que desplegó un sonido crudo y sin florituras superfluas, destacó Gary Versace, apasionado a la hora de proponer un discurso pianístico muy particular, que fue ganando en esplendor a medida que avanzaba el concierto. Entre las piezas interpretadas destacó, por su belleza "Scratch" .