Ha tenido que ser un italiano el responsable en traer por primera vez a Catalunya al percusionista holandés Han Bennink, un explosivo y valioso virtuoso del jazz europeo que se acopló al trío de D’Andrea con una entrega inusitada. Ambos pertenecen a una misma generación de primeros espadas del jazz europeo.
La presencia de Bennink marcó, en parte, otro concierto más tapizado de excepcionalidad: excepcionalmente brillante e inolvidable. El punto de partida era, puestos a exagerar, “inquietante”: una instrumentación poco común y la promesa de deconstrucción de unos cuantos clásicos. En estos casos, en los que el riesgo está a la orden del día, las apuestas son altas. Y si el resultado es bueno, suele ser más que bueno, insuperable. Ese fue el caso.
La elegancia de Franco d’Andrea contrastó con la irreverencia de Bennink y la aparente indolencia de clarinete y trombón. Hubo mucho blues y mucho swing, expresado a través de un lenguaje muy personal mediante clásicos como “Basin Street Blues”, “Saint Louis Blues”, “Caravan”, “Naima” y “Misterioso”, es decir, con referencias a leyendas como Coltrane, Monk y Ellington, con ánimo de reverencia pero también con voluntad de renovar lo ya conocido. Y eso es el jazz.
Aparente desenfado
Los miembros de su trío tocaron en ocasiones como si volvieran de una noche de borrachera (con un sonido aparentemente desenfadado, siempre virtuoso), mientras su piano albergaba, sin dejarse llevar por los torbellinos rítmicos de su invitado, ricos fraseos con los que inundaba la base de las improvisaciones de cientos de matices, con delicadeza y esmero.
Cada uno de los elementos cumplió con actitud abnegada su papel, contribuyendo a un sonido compacto y brillante, que cabalgó ligero durante toda la actuación.
Bennink mereció no obstante mayor atención, dada su tendencia a la intensidad, a su búsqueda de la originalidad. Ya fuera cubriendo su caja con una toalla o sacando sonidos de una simple bolsa de plástico, el músico se mostró muy alerta durante toda la actuación, lo que parecía difícil habida cuenta de su tendencia a darlo todo.
La etiqueta de “vanguardia”se quedó corta a lo largo de un concierto en el que también hubo espacio para temas propios del líder de la formación, incluidos mayoritariamente en sus discos “Traditions & Clusters” y “Today.”.
FICHA TÉCNICA
Franco D’Andrea (piano), Daniele D’Agaro (clarinete), Mauro Ottolini (trombón) y Han Bennink (caja). Viernes, 4 de marzo. Nova Jazz Cava.