Un ladrón agarró el maletín, con un carísimo aparato dentro, de un operario que instalaba fibra óptica, y echó a correr; pero lo tuvo que soltar para escapar más ligero, sin el pesado botín, porque una policía municipal iba tras él. Y la agente lo cogió y lo detuvo tras una carrera esforzada. El aparato, una fusionadora de fibra, está valorado en unos doce mil euros. Los hechos acaecieron el miércoles en Plaça Catalunya-Escola Industrial.
A la una de la tarde, una agente de la Policía Municipal circulaba con un ciclomotor por la calle de Ricardo Caro. Al ver a la guardia uniformada, un instalador de fibra óptica que trabajaba en la zona hizo aspavientos a la policía. Le acababan de robar el maletín, que había depositado durante unos minutos en la acera. Aquel individuo al que veía correr, que corría, aquel era el ladrón.
Persecución
La agente no esperó un segundo, reanudó la marcha al manillar de su moto, y fue tras el sospechoso, un joven que a cada paso miraba hacia atrás para controlar a su perseguidora. Hasta que vio que le era más útil dejar el pesado botín para escapar con mayores garantías. Y lo abandonó para correr más y mejor. Pero la policía siguió tras él con tenacidad, y viendo que con la moto avanzaba pero le faltaba precisión en giros, resolvió saltar del vehículo y proseguir la persecución a pie, a la carrera. Un paso, otro. Estaban ya delincuente y guardia en la carretera de Castellar.
Otro agente se dirigió a la zona para ayudar a su compañera, y entre los dos consiguieron reducir al ladrón, al que la policía había logrado dar alcance. El sospechoso, de 26 años de edad, fue detenido por un delito de hurto y trasladado a los calabozos de la Jefatura, a la avenida de Les Glòries Catalanes. El maletín de doce mil euros fue recuperado.