Cada dos meses se celebra en Terrassa La Descomunal, un encuentro de artistas locales que tiene como objetivo compartir experiencias y establecer nuevos contactos y colaboraciones. El viernes por la tarde, en la Societat Coral Els Amics, tuvo lugar la octava edición, montada por el colectivo de jóvenes cineastas Natalia Colors, conocidos por sus sesiones periódicas en Amics de les Arts. Normalmente, la estructura de una Descomunal es una sucesión de artistas que hablan de su trabajo. En esta ocasión, "decidimos salirnos de las estructuras habituales, y que los artistas mostraran lo que hacen, dentro de una historia", señala Mario Monzó, que forma Natalia Colors junto con Xavi Miranda y Víctor Monzó.
Humor absurdo
"On és frogman?" era el título de la historia. "Como nos gusta mucho el humor absurdo, nos decidimos por una historia absurda. Giraba en torno a un ‘hombre rana’ que se ha perdido, o ha desaparecido, y los participantes tenían que ‘buscarlo’ en sus intervenciones."Así, la poeta Tanit Amorós (ganadora del premio Verspoesia’12 y autora del libro "Intuïció poètica") leyó un poema en el que se pedía el regreso del personaje, o el dúo Kinsale hizo música en vivo para invocar su venida.
"Frogman lo consideramos como si fuera la metáfora de los ‘artistas unidos de Terrassa’. A todos les va bien si está Frogman, y si desaparece, están perdidos." De ahí que, al contrario de anteriores Descomunales, en ésta no hubiera una temática o disciplina concreta, porque Frogman simbolizó la fraternidad de todos los artistas egarenses.
En el hilo argumental de "On és frogman?" también se proyectaron un cortometraje de Natalia Colors (con los miembros de la productora Palosanto Films como actores) y otro de Ramon B. Da Souza, y se contó con las intervenciones del ilustrador Martí Furgber y la fotógrafa Marina Figueres, en representación de las artes visuales; el actor José Alvarez, que realizó un monólogo dramático, y la bailarina Mírian Moukhles.
Conversaciones en las mesas
Las intervenciones fueron breves, y la duración de "On és frogman?" apenas alcanzó los treinta minutos. Inmediatamente después, se desarrollaría lo que se había presentado como un "speed dating", "pero haciendo broma con el concepto". Los artistas se sentaron en las distintas mesas de la Societat Coral Els Amics, con su nombre puesto en cada una de ellas, y pica-pica, y todo aquel que lo deseara podía sentarse a hablar con ellos.
Esta segunda parte de La Descomunal 8 fue más larga -sobre una hora- "y también la más importante, porque ofrece la posibilidad de hacer nuevos contactos, y de conocer a gente interesada por su trabajo u otros artistas para colaborar".
Mario Monzó se muestra satisfecho del resultado de esta Descomunal diferente. "Vino bastante gente -unas cincuentas personas debieron pasar por la Coral-, y muchas personas a las que no conocíamos, lo que también esta muy bien. Y la idea del ‘frogman" hizo gracia. w.