En el año 2001, el hallazgo del archivo de Antoni Marsa i Bragado (Madrid, 1877-1965), en un falso techo de un inmueble de Collado Mediano, pequeña localidad madrileña, devolvió fugazmente a la prensa el nombre de quién entre 1933 y 1934 fue fiscal general de la Segunda República, y luego, hasta que estalló la Guerra Civil, consejero permanente del Estado. Un hombre importante de la política estatal de aquel período. Viendo el lugar donde nació y murió, nadie podría sospechar que Marsà i Bragado tenía raíces en nuestra ciudad. Lo sabía Rafel Comes, además de coleccionista, infatigable investigador de historias de la ciudad, que ha indagado a fondo en ellas para dedicarle otra entrega, la de febrero, de "Personatges amb origens terrassencs"; esa serie de artículos que elabora con tanta generosidad y dedicación por la ciudad y por la que algunos ya nos hemos acostumbrado a esperar que pase pronto el mes para leer el siguiente en el boletín el Ateneu Terrassenc, que los acoge.
Tales orígenes de Antoni Marsà i Bragada los remonta Comes a Carles Marsà i Morral, "contratista de obras y abuelo de nuestro personaje", que llegó a Terrassa procedente de Sarrià (entonces un municipio independiente de Barcelona) y compró a Antoni Ramon, todo un barón de Corbera, seis casales en la calle de Nou esquina con la plaza de la Creu Gran. "Carles Marsà se casará con Josepa Arnella i Solà, hija de Isidre Solà i Llonch, propietario de ca n’Arnella y hermana del fabricante Josep Arnella i Solà."
De los hijos de Carles Marsà i Josep Arnella, Comes explica sobre tres, Josepa, Miquel y Antoni. Josepa Marsà i Arnella se casó con Francesc Vilarrubí i Rodo, paraire de Rubí. Su hermano Miquel (1842-1928) fue comerciante y contratista, administrador del Vapor Ventalló, republicano federal pactista, concejal en 1881 y 1889 y concejal y primer teniente de alcalde en 1897; se casó en 1902 con M. Dolors Bogunyà i Roca, hija del fabficante Josep O. Bogunyà. No marcharon de Terrassa, y dos de sus hijos fueron Ramon y Antoni.
Un Marsà esperantista
Ramon Marsà i Bogunyà "escribiente y esperantista, fue en 1920 secretario del Centre de Dependents". Antoni Marsà i Bogunyà, carpintero de profesión, "fue nombrado en 1923, por la Dictadura de Primo de Rivera, vocal de la Junta de Vocals Associats".
El tercer hermano, Antoni Marsà i Arnella (1835-1913), "padre de nuestro personaje, republicano centralista, se casó con la madrileña Flora Bragado Simerman". En 1889 hizo derruir las casas de la calle de Nou, de los números del 11 al 19, para edificar un edificio de dos plantas de cinco pisos cada una, según un proyecto de Joan Carpinell, en el que, en 1924, su hijo Antoni hizo levantar una tercera planta, diseñada por Lluís Muncunill. En 1901 formaba parte de la junta del Círculo Federal de Madrid, y fue quién suministro la piedra para construir la Biblioteca Nacional. En marzo de 1905 fue candidato a diputado provincial en las elecciones.
La tradición familiar contratista de Antoni Marsà i Arnella la continuó su otro hijo, Ferran Marsà i Bragado, quién se casó con Teresa Prat i Marcet, hija del fabricante Josep Prat i Armengol, biografiado por Baltasar Ragón en su libro "Terrassencs del mil vuitcents" (1933).
Antoni Marsà i Bragado se casó en 1902 con Pepeta Vancells i Carreras (sin vínculos con la familia del pintor Joaquim Vancells), con la que tuvo siete hijos, a los que puso nombres romanos: Graco, Oritia, Marco, Plutarco, Marina, Héctor (que murió recién nacido), y Licinio. Un hermano de su esposa, Miquel Vancells, era miembro de Unión Patriótica; en 1926 fue presidente de la asociación del distrito cuarto de Barcelona de este partido creado por Miguel Primo de Rivera, y en 1936 fue asesinado por los incontrolados.
Fundador de la Casa del Poble
Antoni Marsà i Bragado era abogado (estudió derecho en Barcelona y Madrid, y tuvo como profesor a Francisco Giner de los Ríos), y Comes señala que antes de que, en 1909, abriera bufet en la capital española, a la que trasladó su residencia dos años después, "estaba vinculado a Terrassa, donde en 1903 fue uno de los fundadores de la Casa del Poble". Tras formar parte del Partit Federal de Francesc Pi i Margall y de la Unió Republicana (con Lluís Companys, Josep Roca i Roca y Francesc Layret), por la que en 1905 fue elegido concejal de sanidad de Barcelona, y dar apoyo a Solidaritat Catalana y Unió Federal Nacionalista Republicana, en 1926 se afilió al Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux.
En Collado Mediano, donde adquirió una finca poco después de su traslado a Madrid, y una calle leva su nombre, la memoria de Antoni Marsà está muy viva. Con todos los papeles descubiertos en 2001 se ha creado el Archivo Fuenterroca (nombre de la finca de Marsà). "A lo largo de los años más convulsos de la Historia de España, Antonio Marsá no sólo participó activamente en la política y sociedad del momento, sino que guardó de manera escrupulosa documentos, publicaciones y libros de esos años del pasado siglo, tan cercanos y a la vez tan desconocidos", se indica en la web municipal.
"Su archivo, está compuesto en su mayoría por documentos textuales manuscritos e impresos y fotografías sobre papel; existen materiales desde 1850 hasta 1950, siendo los años de mayor producción documental los comprendidos entre 1901 y 1935." En la actualidad se están realizando los trabajos de clasificación y catalogación. Marsà también publicó, al menos, tres libros: "La vida internacional en los poemas de Homero" (1927), que fue su memoria para el grado de doctor en la facultad de derecho, "El republicanismo histórico. Homenaje a D. Alejandro Lerroux" y "Libro de oro del Partido Republicano Radical".
Marsá tuvo una vida intensa y agitada, comenzando por la peculiar evolución política de sus primeros años. La web de Collado Mediano incluye un apunte biográfico apasionante. "La sublevación militar del General Franco contra la República, el 18 de julio de 1936, sorprende a D. Antonio en su finca de Collado Mediano, donde, ese mismo mes, se reunirá con Azaña y Alberto Martín Artajo, entre otros políticos.". La guerra la pasó escondido en Barcelona con sus familiares, "hasta finales de enero de 1939. En 1942, de nuevo en Madrid, es acusado de masonería y comunismo".
Relacionado con la Institución Libre de Enseñanza (profesores y alumnos frecuentaban su finca), Antoni Marsà intervino en la educación de sus hijos. "Les instruyó en astronomía y geometría, llegando a escribir en las paredes de su cuarto, con grandes caracteres, el teorema de Pitágoras; les relataba la historia de Grecia y Roma de la que era gran experto y estudioso."
La azarosa vida de Graco
Tras la Guerra Civil, fue desterrado por tres años a Pamplona. Su hijo mayor, Graco, más de izquierdas que el padre, participó en su juventud en revueltas contra la dictadura de Primo de Rivera. En enero de 1931 fue encargado, "por un comité revolucionario en Madrid, junto a Casares Quiroga, de detener la sublevación de la guarnición de Jaca y advertir a Galán y García Hernández de que Madrid no se iba a sublevar.
El contacto no pudo hacerse y los capitanes rebeldes fueron ejecutados. Graco Marsá, con ayuda de unos colaboradores, consiguió, a pesar del invierno, atravesar los Pirineos y refugiarse en París hasta el advenimiento de la República en abril de ese mismo año". Después de la guerra, Graco Marsá fue condenado a veinte años de cárcel "por socialista y masón, enfermo de tuberculosis muere en 1946. Marco, su segundo hijo que era funcionario, es desposeído".
En sus últimos años, la personalidad de Marsà i Bragado dio un viraje que dificilmente podría adivinarse en quién fue un defensor a ultranza del estado laico. "Tras su destierro en Pamplona y la convivencia con los frailes franciscanos en los años grises de la posguerra, acabó haciendo votos de pobreza y volviendo a la senda del buen católico, convertido en terciario franciscano. A su regreso a Madrid, es hombre que todas las tardes reza el rosario en familia y limpia el pie del Niño Jesús de Medinaceli los primeros viernes de cada mes. Muere el 12 de octubre de 1965 habiendo enviudado y perdido años atrás a sus dos hijos mayores, Graco y Marco.