Terrassa

El Ballet de Biarritz baila obras de Vivaldi y Chopin

La temporada estable de danza del BBVA del Centre Cultural de Terrassa estrena la programación del nuevo año con el Ballet de Biarritz dirigido por el prestigioso bailarín y coreógrafo francés Thierry Malandain. La formación artística francesa interpretará dos obras “Estro” y “Nocturns” creadas por su director e inspiradas en las músicas de Vivaldi y Chopin, respectivamente.

Creada en 1997, el Ballet de Biarritz es una compañía que goza de un gran reconocimiento en su ciudad, su país y también en Europa y en el mundo. Este premio no es baladí. Al frente de la formación está Thierry Malandain (Francia, 1959), uno de los valores en alza del panorama actual de la danza que ha logrado que su equipo artístico y sus coreografías sean un gran espectáculo pero además presenten un sello personal y especial.

Para la apertura de la nueva temporada, el Ballet de Biarritz eligió dos obras de su repertorio. El telón se abrió con “Estro”, una coreografía a partir del Estro armónico de la OP. 3 de Antonio Vivaldi, la obra más conocida de este autor después de “Las cuatro estaciones”. La compañía explica que el título de esta selección, editada en 1711, puede ser interpretado como el deseo de asociar la extravagancia con los principios convencionales de la escritura musical que en el escenario será trasladado como una fusión de fantasía y armonía. El virtuosismo y la sensibilidad del cuerpo de baile en medio de un cielo estrellado recreó una atmósfera llena de una magia propicia a la imaginación.

En la segunda parte, la formación ofrececió “Nocturns” sobre partitura de Chopin. Se trata de una obra en la que el compositor expresa las penas del amor con la profundidad de su naturaleza nostálgica. La pieza, de corte romántico, une dos cosas tan variadas como la danza y la muerte.

Romanticismo
Sobre esta pieza, la formación, en su dossier de prensa, se remite a que el gusto por el romanticismo cultivado por Chopin y otros autores de su época supuso una aproximación hacia las danzas macabras que fueron muy populares en la Edad Media. Más allá de unir los conceptos como el arte y la muerte, las danzas macabras simbolizaban el paso del tiempo y mostraban la forma en que la muerte une fraternalmente a seres de toda clase y condición.

El Ballet de Biarritz derrochó toda su “savoir faire” para con este espectáculo de Malandain. A través del mismo se pudo apreciar cómo desarrolla su trabajo este coreógrafo de gran talento y qué objetivos persigue. Malandain ha subrayado que sus bailarines están formados en el clásico pero que su expresión en el escenario es actual. “Mi danza -dice el coreógrafo- es un germen de variaciones. Puede ser clásica para unos, contemporánea para otros, hereditariamente neoclásica. Yo simplemente intento encontrar la danza que realmente amo. Una danza que no solo deja la huella del placer, sino que busca reconciliarse con lo sagrado como respuesta a la dificultad del ser”, explica el director.

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