Terrassa

Guadalupe Iglesias: “Lo primero que pude distinguir fue la letra L de mi nombre, Lupe”

No dejará el bastón que le ha servido como guía en los últimos quince años, pero que el implante del ojo biónico Argus II le ha cambiado la vida.
¿De qué forma vivió el proceso de pérdida de visión?
Me diagnosticaron retinosis pigmentaria en 1991 y en 2001 ya no veía nada. Sí es verdad que en esos diez años me pude preparar para lo que significaría vivir sin visión.

¿Cómo descubrió la posibilidad de someterse a esta operación?
Fue en un acto al que asistí organizado por la asociación Retina Madrid, de la que formo parte. El doctor Jeroni Nadal, que me ha operado, nos dio una charla para difundir el proyecto del Argus II. Hablé con él y todo fue adelante.

¿Recuerda el momento justo en qué distinguió algo que antes resultaba imperceptible para usted?
Aquello que me hizo pensar que la operación había funcionado fue que percibí letras. Me las pusieron en una pizarra negra. Eran letras con ángulos. Querían que así trabajara con aristas para que luego pudiera diferenciar una puerta, por ejemplo. Y lo primero que distingui fue la letra L de mi nombre, Lupe, que estaba escrito en la pizarra.

¿Qué le haría más ilusión ver?
Lo que más, sinceramente, sería la cara de mi hija. Ahora ella tiene 30 años y yo dejé de verla con nitidez con sólo 14. De hecho, cuando he empezado a ver siluetas, la de mi marido, la de mi madre, la de mi hermano, la de mi hija, me he puesto a llorar con ellos. A mi hija le dije que estaba viendo el pelo. Percibía algo negro, largo. Fue muy emocionante. Indescriptible.

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