La forma más usual de entrar a robar en un bar, cuando el local está cerrado, de madrugada, es reventando la persiana, forzándola, para a continuación hacer lo propio con la puerta si está cerrada. Pero los ladrones que asaltaron hace unos días un establecimiento en el barrio de Sant Pere lo hicieron a través de un agujero; de un butrón que abrieron desde el exterior en el techo de los lavabos. Luego, una vez en el interior del establecimiento, forzaron las tragaperras y la máquina de tabaco, y se llevaron botellas de whisky también.
El golpe de latrocinio no pareció improvisado. Los cacos lo tenían planeado. Se presume que los ladrones accedieron a los lavabos del bar, situado en la avenida de Jaume I, por el cuarto de contadores del bloque de pisos en cuyos bajos está el establecimiento. Perpetraron el robo con fuerza el lunes 8 de febrero, de madrugada.
Seguramente habían inspeccionado el sitio como clientes en busca de un punto flaco y escogieron el que consideraron el mejor día en cuanto a recaudación de máquinas. Una vez dentro del bar, una vez pasaron por el agujero practicado en los servicios, fueron por lo que siempre van estos asaltantes nocturnos: por las máquinas.
Dinero, tabaco y whisky
Reventaron las dos tragaperras, pero también la máquina del tabaco, para apoderarse del dinero, y robaron miles de euros, según parece, de las tres. Y se apoderaron de cajetillas de tabaco que sacaron del aparato expendedor.
Cargados con el botín, que redondearon con botellas de whisky, acaso media docena, salieron por donde habían entrado.
Los responsables del establecimiento han reforzado las máquinas recreativas para evitar, o al menos dificultar, otro asalto similar. Las tragaperras disponen ahora de planchas metálicas de protección, fijas, en los costados; en el frontal los dueños del bar colocan otras cuando finalizan la jornada.