Las fuerzas de la Cuaresma volvieron a vencer a los partidarios del Carnestoltes, ayer por la noche, en el Parc de Vallparadís, con lo que ya no hubo más remedio que dar el carnaval por acabado. Ante un numeroso público, al final de un día de nubes que hicieron temer una lluvia que no fue, se desarrolló el Enterrament del Carnestoltes de Terrassa , con el tétrico esplendor que tiene esta ceremonia-espectáculo en nuestra ciudad.
Dalai Li Mama, Rey del Carnestoltes XXXIX de Terrassa, ya descansa en paz, pero se despidió dando guerra. El testamento del personaje, leído por el Bisbot en la ceremonia, siempre muy esperado, estuvo en la línea de sus antecesores, y su lista para la hoguera fue extensa: el alcalde Ballart,”Ciudadanos, Sociates y Pepé”, el “macho ibérico asesino”, la “sociovergència a Tetassa”, los dirigentes europeos, “Rivera, el príncipe azul del Ibex 35” y otros aún más poderosos. “Como tiemblan los podridos de siempre, empresarios, banqueros y obispos, viendo las urpas aflorar del pueblo para gobernar, pues os tendréis que acostumbrar y a la hoguera a quemar”, leyó el Bisbot. Las últimas voluntades de Dalai Li Mama acabaron con un “!Viva Tetassa capital europea de la marihuana, más porros y menos porras! Y hasta mi última mamada, viva el Carnestoltes y la transgresión, que el resto del año este mundo hace mucha peste”.
Una comitiva impresionante
A las ocho de la tarde los Armats sacaron el cadáver de Dalai Li Mama del atrio del Ayuntamiento, lo introdujeron en el carro mortuorio y comenzó el desfile hasta el Parc de Vallparadís. Iban la Pàjara (afligida viuda), Tabalers, Torxers, Ploraneres, Nans, Esquelets , Diables, los pendones de los Set Mals, el Fantasma de la Mort, los miembros de la Coral de les Absoltes, y ciudadanos con ganas de sumarse al cortejo.
Ante el Castell Cartoixa, con el féretro en un cadalso, presidido por la Pàjara, se desarrollaron todas las escenas. Nans y Bastoners efectuaron sus bailes de consuelo. previo a la lectura del testamento. Los Diables se llevaron el féretro para quemarlo y leyeron sus tradicionales “versots”, que cada año compiten con el testamento del Carnestoltes en satíricas invectivas. Fueron echados por les Donzelles, pero los Quaresmots pudieron con ellas, y, entre otras escenas y actuaciones, finalmente l’Esparver dio la orden de la quema del Carnestoltes, que los Diables acataron. Los bailes de los Esquelets y el Fantasma de la Mort, y los pilars de dol de Castellers y Minyons diereon el final de la ceremonia, seguida por la sardinada.