Terrassa

La Guardia Civil confisca ropa de bebé impregnada de cocaína

La Guardia Civil del aeropuerto Madrid-Barajas tiene una Unidad de Análisis de Riesgo que el 17 de noviembre pasado detectó un paquete procedente de Brasil. El peso bruto declarado era de 3.260 gramos. Los guardias lo examinaron con rayos X. Su densidad era sospechosa; podía incluir drogas. Contenía ropa de bebé que, según el instituto armado, estaba impregnada de cocaína y su destinatario era un terrassense. Un hombre de 45 años que fue detenido en la Rambla de Francesc Macià unos días más tarde y que ha ingresado en prisión. Su nombre era el que constaba en la etiqueta del paquete, pero en la documentación de envío figuraba también otro, el de una mujer que no ha sido localizada.

El juzgado de instrucción número 4 de Terrassa tramita el procedimiento penal por un delito contra la salud pública. El imputado no era investigado de antemano, ni la operación policial incidirá, en principio, en posibles ramificaciones, sino que la Guardia Civil fue tras el detenido luego de la detección del paquete de ropa infantil descargado de un avión en Barajas. Cuando los agentes apreciaron la densidad del bulto, que pesaba más de tres kilos, procedieron a su “inspección física” con la autorización previa de la Administradora de la Aduana, y, según sus diligencias, encontraron en el interior unas ropas de bebé que dieron positivo en cocaína en las pruebas reactivas del narcotest.

La Benemérita preparó una entrega vigilada del envío, y pidió autorización a un juzgado de Madrid para llevarla a cabo. El mismo día el órgano judicial permitió que se reanudase el circuito postal, que debía acabar en Terrassa. Aquí estaba ubicado el domicilio de destino, la dirección que figuraba en el paquete bajo el nombre del presunto receptor y su número de teléfono móvil. El envío llegó a la policía judicial de la Guardia Civil en Sant Andreu de la Barca.

La mercancía permaneció en Sant Andreu de la Barca desde el 19 hasta el 23 de noviembre, cuando cuatro agentes de la policía judicial acudieron a una oficina de Correos, la situada en el paseo de Lluís Muncunill, para que diese de alta el envío en el circuito de entregas.

Un guardia telefoneó al destinatario desde Correos, y el hombre confirmó que esperaba el paquete, y que, como él estaba fuera de Terrassa (no vivía en Catalunya desde hacía semanas), lo recogería una chica en el domicilio que constaba como dirección final; él la avisaría. Eso indican las diligencias.

Faltaban unos minutos para las diez de la mañana. Los agentes llegaron al edificio y uno de ellos llamó al timbre. Le abrieron la puerta de abajo, y subió al piso. La joven atendió al guardia civil sin saber que era tal, y confirmó que se haría cargo del paquete, que el destinatario, dueño de la vivienda y arrendador suyo, la había avisado al respecto unos minutos antes.

Firmó la recepción y el agente se identificó y le informó. El envío estaba vigilado y debía acompañarle a él y a unos compañeros al juzgado de guardia. Allí, en el Palacio de Justicia, una hora después, la joven fue detenida “por un supuesto delito contra la salud pública”.

Al mediodía la autoridad judicial abrió el fardo, que contenía once paquetitos con prendas infantiles. La sustancia reactiva aplicada se tornó azul turquesa: positivo en droga. Estaban todos, policías, personal de Justicia y detenida, en el Juzgado cuando la chica recibió una llamada que no atendió. Era del presunto destinatario.

La magistrada autorizó continuar las investigaciones para detener al sospechoso, por lo que se devolvió la llamada. La detenida tuvo que hacerlo, y acordó con el hombre que una tercera persona, un amigo de aquél, recogería el paquete que le iba a entregar la joven. Quedaron a las puertas de un súper ese mismo día, a la 1.30 de la tarde.

Los guardias vigilaban de cerca a la joven y al individuo que, enviado por el destinatario, se aproximó a ella y dijo ser el amigo que debía recoger la mercancía. Un agente escuchó la conversación. El guardia y un compañero se identificaron. El individuo también estaba detenido. Diez minutos después este segundo arrestado recibió la llamada del destinatario del envío. Sí, ya tenía el paquete.

El presunto receptor de la cocaína fue detenido por la Guardia Civil el 30 de noviembre. Lo estaban esperando y montaron un operativo cuando supieron que había quedado con uno de sus contactos para recoger el producto. Lo pillaron los guardias en la Rambla de Francesc Macià. El 1 de diciembre pasó a disposición judicial y la magistrada resolvió que ingresase en prisión, sin fianza, vistos los indicios y la entidad de las penas de cárcel con que se castiga el tráfico de drogas (hasta seis años de prisión), y vista la “probabilidad alta” de que el detenido huyese para sustraerse a la acción de la Justicia.

Los otros dos arrestados salieron de los Juzgados en libertad provisional, pero esta misma semana la magistrada ha decidido archivar sus casos. Sólo queda, pues, un imputado, el presunto aceptante del paquete; el preso preventivo que se ha declarado inocente. Su abogado, Marc Pérez Bou, recurrió ante la Audiencia Provincial el auto de prisión, pero el tribunal barcelonés falló en su contra.

La instrucción del procedimiento no ha hecho sino comenzar, pero la magistrada ya dispone del informe de Toxicología sobre la droga incautada: dice que la ropa contenía 590 gramos de cocaína base. La defensa pide que se encuentre a la segunda persona que constaba como destinataria de la ropa, al menos en documentos de tramitación.

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