Terrassa

Sergi Cutillas: “Un capitalismo sin contrapoder amenaza con liquidar la democracia”

Ha formado parte de la comisión internacional que auditó la deuda griega, es miembro de la Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda (PACD) y del Observatorio de la Deuda en la Globalización (ODG), además de ser coautor del blog Viviendo en Deudocracia. A sus 33 años, Sergi Cutillas se ha convertido en economista de referencia, un agudo analista de la realidad europea y, desde hace unos meses, estrecho colaborador del Observatori Ciutadà de Terrassa y de la Auditoria Ciudadana que fiscalizará las cuentas municipales.

Después de auditar la deuda griega, ¿con qué predisposición aterriza en la dimensión municipal?
En Grecia auditamos exclusivamente la deuda, los préstamos del Estado griego con los grandes creditores, sobre todo la Troika, que acumulaba el 80% de las operaciones. En Terrassa, la propuesta de la Auditoria Ciudadana no se ceñirá a la deuda, será una auditoria de todo lo público: Contratos, evolución de las cuentas, análisis de las prácticas. No partimos de una sospecha de ilegalidad flagrante, como ocurría en Grecia, perseguimos el objetivo de crear conciencia en torno a la gestión del bien público.

¿Y qué revelará esa auditoría?
Por ejemplo, si se destinan suficientes recursos a las víctimas de la crisis, y abrirá un debate sobre ello. Se elaborará un informe de auditoría que se podría presentar a la sociedad no organizada para que pueda preguntar porqué se auditan las cuentas municipales. Ese es también el objetivo, que la ciudadanía tome conciencia de la necesidad de ejercer control popular de lo público y de hacerlo desde la información, desde el conocimiento.

Esa sociedad que apuesta por un mayor empoderamiento ha visto como en Grecia el gobierno de Tsipras ignoraba el referéndum en el que la población rechazaba un tercer rescate.
¡Claro! y la frustración es absoluta en Grecia. Cuando quien decepcionan son los partidos tradicionales, piensas que hay una alternativa, pero cuando lo hacen los partidos del cambio… En Grecia, y muchos fuera también, pensaron que había llegado la hora de plantar cara a la UE y de repente vieron como Syriza no era la organización del cambio, era más conservadora y menos democrática de lo que creíamos. En realidad Tsipras convocó el referéndum convencido de que lo perdería, que la consulta le permitiría justificar la aceptación de las condiciones de la Troika. Le salió mal y acabó traicionando a los griegos. Hay sospechas de que había incluso un acuerdo de no agresión con la banca que le permitió llegar al poder.

¿No hay alternativa entonces?
Si la hay. La conclusión es que siempre hay que tener un plan B. En la política real las cosas no ocurren según el discurso del barniz democrático, que oculta la realidad política. Quien vaya al eurogrupo pensando que aquí somos todos demócratas y nos pondremos de acuerdo o es un ingenuo o prefiere ignorar la realidad. En diplomacia internacional siempre que se logra una victoria es porque tienes una posición de fuerza y si no tienes cartas que jugar estas perdido.

Los auditores propusieron el impago de la deuda. ¿Ese era el plan B?
Claro. Eso hubiera sacudido los cimientos de la eurozona, que está tomando una deriva totalitaria. Si pensamos frenarla con mayorías parlamentarias no quedará nada de Europa, hay que tomar medidas contundentes.

¿Cree que un gobierno de Yanus Barufakis en Grecia hubiera plantado cara a la Troika?
Si consigue gobernar será demasiado tarde. El estado está desapareciendo y suman cinco años perdidos desde que empezó la crisis. Estamos en 2016 y el nuevo plan de rescate durará tres años, la deuda 50 o 60 más y la sociedad griega está destrozada. Debemos tomar nota en la periferia europea. Si no tomamos conciencia de que sólo se puede salir a través del conflicto y el conflicto nunca es amistoso, no saldremos de esta.

¿El horizonte de un gobierno de izquierdas no es garantía de cambio?
Pues la realidad es que si se quieren llevar a cabo políticas progresistas y, en consecuencia, incumplir el objetivo de déficit sin tener a Ángela Merkel de tu lado, como tiene Rajoy, estás perdido. Hay que saber que en el momento en que te desvías o anuncias una nacionalización, empezarás a tener problemas con la prima de riesgo, el capital saldrá del país y habría que afrontar una crisis de liquidez como la griega, con riesgo de ruptura del sistema económico y financiero. Si uno no está preparado para frenar eso con controles de capital, impago de la deuda, etc. la caída del gobierno será sólo cuestión de tiempo. Las herramientas de chantaje y extorsión son muy grandes. Por eso hay que estar preparado.

¿Hay vida fuera de la eurozona?
La pregunta es si hay vida dentro de la eurozona. Vamos por el camino del totalitarismo y sólo le vemos las orejas al lobo. El capitalismo no tiene contrapoder a nivel global desde hace décadas y puede acabar con la democracia sino le paramos los pies. Esta es la deriva. La eurozona, sobre todo la periferia, se está preparando para competir con China y otras economías emergentes que carecen de derechos laborales, sociales, que no respetan los derechos humanos. Esta es la deriva hacia la que nos dirigimos.

Entonces, la recuperación es puro espejismo.
En cierta forma. Vamos cada vez a episodios de crisis más frecuentes y a un deterioro profundo de la democracia en pocas décadas. Necesitamos una revolución. Sé que suena idílico, pero o la hacemos o vamos a un totalitarismo liberal. Se nos permitirá mirar la tele, pero no nos dejarán decidir sobre lo realmente importante, sobre cómo organizar nuestra sociedad, la gestión de los recursos, cómo educar a nuestros hijos o sobre si tenemos derecho a sanidad. Son derechos que ya nos están arrebatando.

Usted defiende que también Europa está en proceso de desintegración, pero Angela Merkel no hace más que afianzar su hegemonía.
Las grandes esferas económicas europeas quieren romper esa hegemonía de Ángela Merkel, empeñada en controlar el futuro superministerio de finanzas europeo. La Comisión Europea lucha por tener esa competencia en Bruselas y no en uno de los estados miembros, como Alemania. Estamos ante una lucha geopolítica y todo permanece oculto en el coctail de la eurozona, mientras desde fuera EEUU y Rusia intentan poner la zancadilla al PP europeo. Por eso digo que la crisis no se acaba aquí.

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