En su caso se dieron dos delitos, una concurrencia delictiva que provocó su detención: conducía un vehículo sin tener carné en vigor y dio positivo, y de qué manera, en las pruebas de alcoholemia: multiplicó por cinco la tasa máxima de alcohol permitida. Lo arrestó la Policía Municipal el lunes en la calle de Pompeu Fabra.
En esa vía de Sant Pere Nord pararon el coche unos agentes a las 2.49 de la madrugada porque observaron cómo el vehículo zigzagueaba. No necesitaron mucho tiempo para comprobar que el conductor presentaba síntomas obvios de impregnación alcohólica, y la prueba de precisión que le instaron a efectuar no hizo sino corroborar las sospechas. El resultado de ese test inicial fue de 1,34 miligramos de alcohol por litro de aire espirado. No difirieron mucho de esa primera las tasas que arrojaron las pruebas de precisión que el conductor realizó luego en la Jefatura: 1,32 dio en una, y 1,35 en otra. Conclusión: superó en cinco veces el límite de 0,25.
En los calabozos
El hombre hubiera sido imputado igualmente por un delito contra la seguridad vial dadas las circunstancias. Pero seguramente no hubiese acabado en los calabozos, como acabó, en caso de disponer de carné de conducir en vigor.
No lo tenía, según la policía. Los agentes comprobaron en el sistema de información policial que el individuo había perdido la vigencia de su permiso por orden judicial. Por la concurrencia de las dos infracciones, fue detenido.