Cerró su puesto, habló un rato con una compañera de la Fira d’Hivern, se marchó a casa y a los pocos minutos, estupefacta, tuvo que volver: un incendio había quemado el interior de la caseta que ocupa en la tradicional feria invernal de artesanía, en la Rambla d’Ègara. Ocurrió el domingo por la noche y ayer la víctima, Cristina Egitto, con el auxilio de amigos, tenía lista, por limpia ya, la caseta. "Pasó, y tenemos que sobreponernos", reflexionó. El fuego se llevó buena parte del género de bisutería que tenía a la venta; unos dos mil euros de valor.
A eso de las 9.15 de la noche unos comerciantes vieron la humareda. Creían que surgía de otra parada, situada al lado de la que realmente se quemó. El 112 avisó a los bomberos y la Policía Municipal. Las inmediaciones de los dos puestos fueron acordonadas mientras los bomberos forzaban las persianas de las casetas.
La de Cristina estaba en llamas. La de al lado, no; sólo el hollín manchó el interior del puesto, que oferta dibujos para colorear. Dos dotaciones de Bombers trabajaron durante unos 45 minutos. El incendio quemó género, pero también la instalación eléctrica de la parada, no así la estructura.
"Pasó, ya está. Seguiremos adelante", dijo ayer Cristina, vendedora con treinta años de experiencia. L’Associació d’Artesans estudia cómo ayudarla. Las causas del incendio se desconocen, pero los indicios apuntan a que las llamas se generaron por la colilla de un cigarro que alguien del público tiró sin reparar en que caía en el interior de la caseta. Seguramente prendió en los faldones del mostrador.