El pan, el chocolate y la leche conforman el pódium de alimentos en torno a los cuales hay toda una colección de mitos construida: el aporte calórico, las horas a las que hay que consumirlos, sus efectos en el funcionamiento de nuestro organismo e incluso en nuestra apariencia…, Son factores examinados con lupa desde hace tiempo. Pero ¿qué porcentaje de verdad existe detrás de las leyendas urbanas? Expertos en nutrición de la firma Kaiku Sin Lactosa analiza los mitos sobre el consumo de leche:
►No beber leche ayuda a la pérdida de peso. (Falso)
Al contrario: la leche ayuda a la pérdida de peso en el contexto de una dieta equilibrada. El motivo es que los productos lácteos son ricos en proteínas, ayudando a controlar el hambre y a reducir las calorías consumidas por impulso.
►El consumo de leche no sólo beneficia a los huesos. (Verdadero)
Si bien es cierto que el aporte de calcio de la leche (sobre todo en leches enriquecidas en este mineral) ayuda a fortalecer los huesos, son los músculos los grandes beneficiados del consumo de leche diario. Estudios realizados en deportistas o trabajadores con empleos de alta carga de esfuerzo demuestran que la leche mantiene la energía y ayuda a crecer la masa muscular.
►Todas las leches sin lactosa son iguales (Falso.)
La leche sin lactosa está viviendo una época dorada: ligeras, digestivas y para todos los públicos. Sin embargo, no todas son iguales: existen leches bajas en lactosa y leches sin lactosa.
►La leche desnatada ayuda contra la hipertensión (Verdadero).
Existe un método alimenticio llamado DASH, recomendado para personas con hipertensión. Incluye dos o tres raciones de leche semidesnatada o desnatada al día, porque su contenido en magnesio, calcio, vitamina D y potasio ayudan a reducir la hipertensión.
►Un vaso al día es suficiente para lograr los nutrientes lácteos.(Falso)
Para alcanzar la cantidad de calcio recomendada hay que consumir por lo menos dos, o un vaso de leche más un derivado lácteo como los yogures. Antes de ir a dormir tienen buenas noticias: ayuda a reducir el estrés y relajar los nervios.
►Los distintos tipos de leche saben igual. (Falso)
Nuestro paladar recibe de manera diferente la leche entera y semidesnatada o la desnatada.