La niña bonita", "el meu cotxe", "el teu cap", "cuac cuac", "que canviïn el lloro". Estas son algunas de las numerosas expresiones que se pueden escuchar a lo largo de una partida de quinto, un juego arraigado a las Navidades terrassenses. Desde hace varios años, son diversas las entidades de la ciudad que organizan sesiones de este pasatiempo. Esta misma tarde, a partir de las seis, los egarenses podrán disfrutar del quinto en el Ateneu Terrassenc, pero en otras asociaciones las cartillas y las guijas han tomado el poder desde hace algunos días. El Casal de Sant Pere ha programado sesiones para el 25, 26 y 27 de diciembre, así como el 2 y el 3 de enero. En el Sferic se ha jugado al quinto del 24 al 27 de diciembre, un actividad que se repetirá del 1 al 6 de enero. En el local de la colla castellera de los Minyons de Terrassa, las cartillas y las guijas también han llenado las mesas los días 26 y 27 y lo volverán a hacer el 2, 3 y 6 de enero.
Miles de ciudadanos visitarán estas entidades durante las Navidades para jugar al quinto. También serán muchos los que pasen por una de las más conocidas, El Centre Cultural El Social, donde lo que se ha convertido en una tradición para muchos egarenses, comenzó hace casi cincuenta años. Y es que los inicios del juego se encuentran en la década de los sesenta, cuando se empezó a jugar a este pasatiempo con el objetivo de recoger comida y obsequios para los "quintos", aquellos jóvenes que iban a hacer el servicio militar.
"Cuando empezó, la costumbre era dar huevos, butifarras y demás", explica Esteve Garrigó, organizador del quinto de El Social. Ahora, sin embargo, la finalidad del juego no es recoger comestibles sino dinero. Por eso, los jugadores pagan cincuenta céntimos por partida, de modo que el ganador se lleva gran parte del dinero recaudado, mientras que el resto sirve para financiar las actividades y servicios de la entidad organizadora.
Particularidades
El quinto se juega en pueblos de la Catalunya Central, Girona (donde lo llaman quina) y ciudades como Terrassa y Sabadell, "pero en Barcelona no saben lo que es", dice Garrigó. A diferencia de otros sitios, en El Social sólo se premia el recuadro y no la línea. Otra de las diferencias es que en esta entidad son los jugadores quienes utilizan las expresiones más típicas de este pasatiempo para responder a los loros, que cantan los números que salen del bombo leyendo las cifras de las bolas. Garrigó cuenta que lo hacen así para que las personas no habituadas al juego puedan seguir las partidas y saber en cada momento qué número ha salido sin tener que pensar a qué cifras debe corresponder la expresión que en otras entidades menciona el loro. Algunas de las frases se han ido modernizando y adaptando a la actualidad de cada momento. "Al 23 -comenta Garrigó-, ahora le dicen todos al suelo", en referencia al intento de golpe de estado del 23 de febrero de 1981. Además, cuando se canta el número uno como "el més petit de tots", algunos niños barcelonistas responden con "el Real Madrid".
Esta temporada, en El Social se han programado quince sesiones durante los viernes, sábados y domingos, además del 5 de enero y el día de Reyes. Empezaron el pasado 12 de diciembre y finalizarán el 9 de enero con "La gresca final", cuando el local de la asociación se llenará de gente para disfrutar de una jornada de quinto amenizada con música.
Durante "La gresca final", que se repite el último día de quinto de cada temporada, los premios no son sólo en metálico sino que también se sortea un loro con su jaula, una televisión, una bicicleta, jamones, cava, cenas, una maleta y camisetas firmadas por jugadores del Barça, entre otros premios. La jornada se suele relacionar con alguna película o programa de televisión. Hace dos años, celebraron el "Oh quinto day", ambientado en el programa musical "Oh happy day". Entonces, las corales egarenses Tons i Sons y Singfònics, que participaron en este concurso televisivo, actuaron en El Social. En la temporada 2002-2003, la "gresca" se llamó "Operación quinto", en referencia al también concurso musical "Operación Triunfo".
Más de mil personas
"La gresca final", Navidad y Sant Esteve son los días en los que más gente acude a El Social, con capacidad para unas seiscientas personas. En el primero de ellos, muchos se quedan sin poder entrar, mientras que los días 25 y 26 suele haber mucha rotación y "pasan más de mil personas". El público es muy diverso. Desde familias con niños pequeños hasta parejas de media y avanzada edad, pasando por grupos de amigos de todas las edades. El 90% de ellos, terrassenses asiduos al quinto de El Social.
Anna Cervelló, de 23 años, acude habitualmente con su familia. "Nos gusta mucho jugar al quinto. Para nosotros, es una tradición", comenta Anna, que considera que en la sala hay mucha tensión cuando se sospecha que alguien está a punto de picar y ganar la partida. "Cuando hace mucho tiempo que vas a uno y pica otra persona, hace mucha rabia", dice. En la misma línea opina Montse Galán, de 63 años. "Cuando hace mucho tiempo que vas a un sólo número y no sale, matarías al loro o le tirarías alguna cosa", asegura esta terrassense que juega al quinto de El Social desde bien pequeña. Se sabe la cartilla de memoria y puede jugar y hablar a la vez sin desconcentrarse ni perderse ninguno de los números cantados aunque la velocidad de los loros suele ser bastante rápida. Asegura que "siempre se pierde más de lo que se gana pero la cuestión es jugar". Y es que lo que realmente importa en el quinto de El Social o de cualquier otra entidad es pasarlo bien.