Los meses de frío, de diciembre a febrero, son los más propicios para que un alto porcentaje de la población infantil sufra de forma constante los efectos de las infecciones respiratorias. En estos meses es cuando se registran también los picos de la estación epidémica de bronquiolitis, una enfermedad que es la responsable del 90% de los ingresos hospitalarios.
El virus respiratorio sincitial (VRS), conocido como el "virus de los bebés", es el causante de la mayoría de los casos de bronquiolitis, que afectan especialmente a los lactantes y a los menores de 2 años. El descenso de las temperaturas es uno de los factores principales que favorecen la dispersión y el contagio de este virus. Como explica la doctora Anna Pizà, pediatra de Àptima Centre Clínic Mútua Terrassa y con más de 15 años de experiencia en urgencias pediátricas, "cada año un 10% de los lactantes sufrirán una bronquiolitis, de los cuales entre un 2% y un 5% (sobre todo los menores de 6 meses) necesitarán hospitalización".
Esta patología consiste en una infección de las vías bajas producida por varios virus (entre ellos también el de la gripe). Suele iniciarse con un cuadro de catarro en las vías altas (rinorrea y tos) y al cabo de unos días empeorar con dificultad respiratoria, tos, irritabilidad y falta de apetito. "Un virus que en adultos y niños más mayores causa un simple catarro, en lactantes puede afectar a los bronquios y bronquiolos con una inflamación y obstrucción respiratoria", describe la doctora Pizà, miembro de la Sociedad Española de Urgencias de Pediatría y de la Societat Catalana de Pediatria.
El cuadro clínico de la bronquiolitis es muy característico, pero es importante conocerlo para evitar confusiones con una bronquitis normal y para que los padres sepan actuar y lleven al pequeño al pediatra lo antes posible. Según la pediatra de Mútua Terrassa los síntomas que pueden alertar de la presencia de este tipo de infección y ante los que hay que acudir al médico para que valore una posible evolución de bronquiolitis son:
-respiración agitada que hace que se le marquen las costillas o que levante mucho el abdomen.
– El bebé se muestra hiperactivo y muy irritable.
– Rechaza cualquier tipo de alimento y no tiene hambre.
– Si tiene accesos de tos continuos.
– Si presenta pausas respiratorias (apneas) sobre todo si es el caso de un menor de 6 semanas.
Unos síntomas que despiertan una gran inquietud en los adultos y que puede causar sentimientos de culpabilidad en los padres. Por ello, la doctora aclara que ante el empeoramiento de un resfriado de vías altas, que en pocos días pasa a las vías bajas, no se puede hacer nada para evitarlo. También aclara que "no es cierta la creencia popular de que una bronquiolitis, bronquitis o neumonía es un catarro mal curado".
Una vez hospitalizado, el bebé recibirá, entre otros, un tratamiento de oxigenoterapia y aislamiento de otros pacientes porque la bronquiolitis es muy contagiosa.