Terrassa

Las esculturas de Jacint Morera ven de nuevo la luz en su centenario

La iniciativa de conmemorar el centenario del nacimiento del gran artista egarense Jacint Morera i Pujals (Terrassa, 1915-Calonge de Mar, 1989) va a materializarse “in extremis” (ya que pronto acaba el año) por parte de una entidad a la que estuvo estrechamente vinculado, Amics de les Arts i Joventuts Musicals.
Los precursores de la iniciativa han querido sacar a la luz una parte de la obra de Morera menos conocida, sus esculturas, inaugurando mañana jueves a las siete de la tarde una exposición que incluirá una treintena de obras del artista.
Josep Casajuana presidió ayer la presentación ante la prensa de esta muestra, secundado por su curador Albert Novellón y por un gran conocedor de su obra, su amigo Màrius Samarra.

“Uno de los mejores”
Casajuana presentó a Morera como “uno de los mejores artistas plásticos terrassenses del siglo XX, e indiscutiblemente el mejor de la segunda mitad de siglo.”

Conscientes de la necesidad de reivindicar, de nuevo, su figura, Màrius Samarra y Josep Maria Font (de la Fundació Torre del Palau) le propusieron a la entidad la necesidad de rememorar la efeméride. Y así ha sido.

Para Novellón, Morera “no era uno de los mejores… era el mejor. Fue una persona inquieta” y tiene épocas que lo harían comparable a muchos grandes pintores, pese a que siempre se resistió a realizar exposiciones internacionales y a tener marchante”, razones por las cuales su influencia no fue mayor.

Samarra recordó que se hablaba, por ejemplo en Sabadell, de una escuela de Terrassa de la que Morera fue iniciador. “Con él se abrieron nuevas perspectivas, con un arte más contemporáneo e innovador.”

Pese a que no hay duda de la grandeza de su obra, lo cierto es que su obra escultórica no es tan conocida. Morera solía añadir algunas esculturas en sus exposicines de pintura, por lo que cabe intuir que esta faceta era algo más que un divertimento.

Esta etapa estuvo muy ligada al momento en el que fijó su residencia en Calonge, y al viñedo que tenía en su patio. Las ramas o las piedras comenzaron a formar parte de unas esculturas que realizaba en madera, metal, latón… Algunas formaban parte de sus históricos pesebres. Todos los meses de diciembre, Morera realizaba una exposición y se ocupaba del pesebre de la entidad. Como nunca fue, tal como se recordó en la presentación, un artista ambicioso, sus cuadros no se vendían por más de dos mil pesetas (12 euros), una cifra no demasiado desorbitante en una época (los años 60 y 70) en la que un traje solía costar unas trescientas pesetas. Tenía una decena de compradores fijos, y con lo que recaudaba, podía hacerse cargo durante todo el año de su austera vida en Calonge, junto a su mujer, Sole Orriols.

Subasta
Los pesebres se desmontaban y se subastaban por la candelera. Esto hace que la obra esté muy dispersa, por lo que “hemos tenido que ir a buscar a lugares muy diferentes” las piezas que se expondrán en la sala de actos de Amics de les Arts.

Domènec Ferran, del Museu de Terrassa, ha participado también activamente en la preparación de la muestra y ha cedido en nombre del museo “gran parte de la obra expuesta.” La familia Morera-Orriols también ha cedido parte de una exposición que estará integrada por una mayoría de obras de pequeño formato, y también algunos bajos relieves de mayor formato.

Junto con la exposición se ha organizado una mesa redonda, para el próximo 29 de diciembre a las siete de la tarde, en la que participarán el crítico de arte Josep Lluís Corredor, el autor del libro “Jacint Morera” (publicado junto a una importante exposición retrospectiva organizada por el Centre Cultural), Mique-Àngel Codes, y los ya citados Màrius Samarra, Josep Maria Font y Albert Novellon, así como una representación de la familia del artista.

La mesa redonda servirá para acercar a los aficionados a “un artista bohemio en el buen sentido de la palabra.” Samarra asegura que “no se autovaloraba de ninguna manera”, y para argumentar su afirmación explica aquella ocasión en la que el director de un museo neoyorquino que veraneaba en Palamós le propuso exponer en Estados Unidos. “Se negó en redondo, estas cosas le soprepasaban”, asegura. Lo mismo ocurrió cuando un inglés afincado en Terrassa le realizó una propuesta similar para exponer en Londres. Estas negativas contribuyeron a que el mundo se perdiera la obra de un artista autodidacta, cuyo sueño era vivir en una barraca de pescadores en la playa, un pintor “intimista, que vivía en su mundo”, con “una capacidad para transformar la realidad que sólo pueden tener los grandes pintores.”.

El libro de lectura imprescindible para todos los “morerófilos”, que existen, es “Jacint Morera. Construir des de la senzillesa”, de Miquel-Àngel Codes, que Lunwerg Editors y Unnim publicaron en el año 2011.

LOS DATOS
Exposición : “Les escultures de Jacint Morera”
Lugar: Amics de les Arts
Fechas: Hasta el 6 de enero

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