En Terrassa y sus cercanías, la montaña de Sant Llorenç, y todo el Vallès, los bandoleros abundaron y fueron un problema serio durante los siglos XVI y XVII. Rocaguinarda, uno de los más célebres, tanto que Cervantes lo hizo aparecer en la segunda parte de "Don Quijote de la Mancha" (tiene secuestrado al ingenioso hidalgo durante tres días) y en el entremés "La cueva de Salamanca", asaltó con su cuadrilla, el 2 de diciembre de 1609, la masía de Can Boada. Más de cuatrocientos años después, el pasado día 13, unos tipos con trabucos, capas y indumentaria parecida a la que debían llevar Rocaguinarda y los suyos volvieron a rodear la masía de Can Boada y disparar algunos tiros. Eran Bandolers de Terrassa, por supuesto que no delincuentes salidos del túnel del tiempo, sino que tal es el nombre de la nueva asociación de "trabucaires" locales, que se presentó con la recreación de este asalto, seguido de una cercavila, con las colles del Drac i Bruixes de Can Boada y Diables de Sant Pere Nord, que finalizó con un animado y nutrido aperitivo en la plaza Didó.
"Aunque ya existían ‘trabucaires’ y el Ball de Serrallonga, para nosotros faltaba una colla que represente el bandolerismo, que fue muy importante en Terrassa y sus alrededores a causa de que había la única vía de comunicación que comunicaba Barcelona con la Catalunya interior (Manresa) y que transcurría por la Serra de l’Obac, donde el bandolerismo duró muchos siglos", señalan Bandolers de Terrassa en su texto de presentación.
La nueva colla la forman unos veinticinco miembros, diez ya con trabuco, y otros "tramitando el permiso, que lleva algún tiempo", explica su presidente, Antonio Sánchez. Algunos proceden de la otra colla "trabucaire" terrassense, los Federins, "y los hay, como yo mismo, que estamos en las dos. Bandolers de Terrassa quiere tener una orientación diferente, más festiva".
Aspiran estos bandoleros a realizar unas diez salidas al año, colaborar con otros grupos y entidades, y dar a conocer la historia del bandolerismo local. El golpe más ambicioso que planean ahora es la recreación de los hechos sucedidos en Terrassa en junio de 1558. El avistamiento de navíos turcos en dirección a Barcelona hizo que la mayoría de hombres terrassenses marcharan a la defensa de la capital catalana. Pocas horas después, llegó la alerta de que un gran grupo de bandoleros se acercaba a la ciudad, y fueron las mujeres las que , con gran coraje y valentía, rechazaron a los asaltantes, según explica el historiador Joaquim Verdaguer en un artículo de su blog.