Terrassa

“Una ladrona me agarró por detrás mientras la otra manipulaba el cajero”

Las víctimas del “scalping” se suceden en Terrassa. Mercè, una terrassense de 56 años, fue asaltada ayer en el habitáculo de un cajero automático del BBVA en la Rambla d’Ègara. Dos ladronas le robaron trescientos euros. “Mientras una me agarraba por detrás, la otra manipulaba el cajero”, relata Mercè. Ocurrió en un abrir y cerrar de ojos.
La víctima acudió al banco a las 2.30 de la tarde. No percibió nada sospechoso en los aledaños, pero si algo distingue a los especialistas en “scalping”, en hurtar dinero de cajeros despistando a la víctima cuando ya ha marcado el número “pin”, es el sigilo primero, y la celeridad después.

Entró Mercè, y se dispuso a efectuar su operación en la máquina. Quería sacar veinte euros. La vigilaban dos malhechoras que se introdujeron en la entidad bancaria en el momento preciso para sus intereses, y en el momento preciso dieron el siguiente paso.
Principió así: “Metí la libreta y marqué la cantidad que iba a retirar, veinte euros. Fue entonces cuando alguien me agarró de las ropas por detrás. Pasó todo rapidísimo, en cuestión de segundos. ¿Qué quieres?, dije mientras me giraba hacia la persona que me tiraba de la chaqueta. Claro, sospeché, pero todo pasó a gran velocidad. Justo cuando me di la vuelta para hablar con aquella mujer, la otra, más joven, tecleó en el cajero”.

Y prosiguió así: “Tan breve fue todo que no vi ni cómo la chica sacaba el dinero. Del interior de la oficina salió un trabajador que se percató de lo que estaba ocurriendo. Éramos cuatro personas en un espacio reducido. El hombre quiso retener a la chica, y la otra abrió rápidamente la puerta. Se dijeron algo, y la joven empezó a patalear, a forcejear con violencia para que el empleado la soltase”.

La delincuente de menor edad consiguió huir tras la otra. Un testigo las vio escapar corriendo por la calle de Watt. Las dos llevaban cabello corto y vestían con chándal, y eran de tez morena. Una contaba unos 45 años. La otra, unos 25.

Más casos
Mercè, piernas trémulas y demudado el rostro, entró en la oficina después de que el trabajador se lo propusiese, para tranquilizarla y comprobar el saldo. Ella pensó que las maleantes se habrían llevado los veinte euros, cantidad que ella había marcado en el cajero. Pero no: le habían birlado trescientos.
Los Mossos d’Esquadra investigan este nuevo caso de “scalping” que se suma a unos cuantos más. Un hombre fue víctima de un caso similar el martes pasado en Roc Blanc; a una mujer la asaltaron dos mujeres el 10 de diciembre, pero cuando ya había salido de un banco del Portal de Sant Roc.

To Top