Lo detuvieron ayer por negarse a hacer la prueba de alcoholemia. La Policía Municipal lo llevó a Mútua Terrassa, y allí, en ese hospital, el arrestado propinó una patada en la boca a uno de los guardias. Así, al primer cargo se le sumó el delito de atentado.
Faltaban diez minutos para las cuatro de la madrugada. Una dotación policial patrullaba por la avenida de Béjar cuando observó un coche que circulaba marcha atrás por esa misma vía.
Los agentes pararon el vehículo y se acercaron al conductor. Pronto apreciaron que presentaba signos obvios de embriaguez alcohólica o de influencia de otras sustancias tóxicas, mas no fue posible constatarlo porque el individuo hizo caso omiso a los requerimientos de los guardias locales para que llevase a cabo los preceptivos tests de alcoholemia.
Ya se había presentado en la avenida de Béjar un coche patrulla de apoyo al primero. Según la policía, el sujeto se negó de manera "reiterada y rotunda a realizar cualquier tipo de prueba".
Esa negativa es constitutiva de delito, y el conductor fue detenido. La policía lo trasladó a Mútua y Egarvia recibió el aviso para que retirase el coche.
Agentes y arrestado esperaban a que un médico atendiese al segundo cuando se desencadenó la agresión. Se presume que uno de los guardias estaba agachado, recogiendo algo del suelo, cuando el tipo le asestó una patada en la boca que le causó lesiones en un labio. Al final, el arrestado no quiso ser explorado en el centro sanitario.