Terrassa

Un fenómeno meteorológico excepcional

Horas después del vendaval del 9 de diciembre, los meteorólogos daban con la clave de un episodio completamente excepcional en el prelitoral catalán. El origen del temporal de aire fue el paso de un frente frío que descargó nevadas en el Pirineo y dio paso a la entrada de una irrupción de aire frío procedente del norte de Europa.

El fenómeno es conocido en círculos meteolológicos como “jet spream” (corriente en chorro). Una lengua de viento frío con velocidad de entre 70 y 75 nudos que el 9 de diciembre, al llegar a los Pirineos, se vio acentuada por un fenómeno de bajas presiones.

Jet Spream
Si lo habitual es que las rachas de viento en altura esquiven la cordillera pirenaica, alcanzando el mar por el valle del Ebro (mestral) o por la Costa Brava (tramuntana), hace un año el “jet spream” chocó literalmente contra la barrera montañosa, emprendiendo camino a toda velocidad hacia la cima y precipitándose posteriormente en dirección sur.

El fenómeno llegó al mazizo de Sant Llorenç comportándose de idéntica forma. El viento topó contra la montaña y la superó por la cima, precipitándose a toda velocidad sobre la plana vallesana.

A ese efecto “montaña rusa” contribuyó un episodio de inmersión térmica que incrementó la temperatura en altura, formando un tapón en las capas altas de la atmósfera que empujó el viento en caída libre.

El Servei Meteorològic de Catalunya explicaba hace un año que el viento llegó a la cara norte de Sant Llorenç a una velocidad de 62 km/h y, tras superar La Mola, se precipitó hacia el Vallès a más de 100 km/h. La peculiar orografía de la plana, sembrada de rieras y torrentes, y el paisaje urbano calcado de Terrassa hicieron el resto.

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