Por las ganas de selva, y por el azar de encontrar unos billetes relativamente baratos, la poeta Blanca Llum Vidal (Barcelona, 1986), la de “Punyetera flor” –su último y más celebrado poemario– recorrió durante un mes un lugar tan ignoto como la Guayana francesa, “donde prácticamente no hay turismo, y es muy dificil alojarse”. Hizo el viaje sin ninguna intención de escribirlo, “allí era solo ojos y oídos”, pero, unos meses después, “tenía la experiencia contrastada, cuatro notas (viajé con una libreta, pero solo pensando si hacía algún poema), las fotografías, los mapas, y algún libro que me había llevado”. Y se puso, en una “carrera con la memoria, que parecía que se me escapaba. Por eso lo escribí muy rápido”.
“Espectacularmente fresco”
El resultado es “Matipasoula”, su sexto libro,y el primero que “no se puede cortar en versos”, de esta “importante poeta catalana”, la calificó Jordi Fernández en su presentación en Amics de les Arts, el miércoles, cuya escritura “tiene un apunte poético muy novedoso, interesante y espectacularmente fresco”, añadió Enric Soler i Raspall. Porque ha sido Tushita, la editorial de literatura de viajes creada por este terrassense, con voluntad de “dignificar” el género, la que ha publicado esta crónica de la estancia de Vidal en la Guayana francesa, que “participa de una amplísima sensibilidad poética; uno de los muchos valores que tiene el texto”.
Para Blanca Llum Vidal, “Matipasoula” es un libro “extraño”, entendida tal palabra como cercana a “diferente” y “al otro” con quién podemos compartir pero siempre será otro, “y que como dice Hannah Arendt, sin el cual no somos, porque solo a través del otro podemos tomar consciencia del hecho de estar en el mundo”.
Es un libro, pues, que “debe mucho a los otros, a la persona con quién hice el viaje, a todas las que lo hicieron posible”. Para Soler, una de sus partes más importantes es la que narra el encuentro con Carles Santasusagna, un catalán, nacido en Solsona en 1950, que ha pasado veinte años viviendo en la selva de la Guaiana (y autor de dos libros sobre sus experiencias), que poco después del viaje de Vidal la dejó para instalarse en el sur de Francia. “Desde un pueblo donde todo el mundo lo conocía –’es buen tío, un poco extraño’, nos decían – fuimos en piragua hasta su casa. Todo un personaje, muy especial. Con Carles entramos dos o tres veces en la selva, porque en Guayana no tienes acceso a guías.”El libro incluye fotografías de la casa de Santasusagna, y otras también tomadas por la autora.
En buena parte, la obra es una galería de retratos, muy descriptivos, de la gente “que nos fue acogiendo”, pero también explica los diversos aspectos de este departamento de ultramar de Francia, que colonizó el territorio en 1604 (y que, por lo tanto, forma parte de la Unión Europea). Así, es un lugar “bastante destartalado, pero en un pueblo alejado te encuentras bibliotecas y bancos muy europeos”.
La “inmensa confluencia cultural” de la Guayana francesa está también descrita en “Matipasoula”. Además de amerindios y franceses, hay muchos africanos, brasileños, de la vecina Surinam y pueblos enteros de hmongs, un grupo étnico del sudeste asiático muchos de cuyos miembros fueron refugiados políticos en Francia en los setenta.
El peligro del mercurio
También tiene el libro un componente de denuncia. Por ser una región de Francia, parece que, en Guayana, el Amazonas ha de estar muy preservado, “pero cuando entras en él esta visión se va desmintiendo”. Es un lugar donde hay oro, lo que significa que se libera mercurio en el medio ambiente, que contamina el pescado y crea grandes problemas de salud a la población. “Por otra parte, la Cruz Roja implanta programas para que la gente reaprenda a comer. La Guayana francesa acumula una serie de heridas, de injusticias muy grandes; es uno de esos casos que como europeos nos habrían de interpelar”.
Vidal acabó con la lectura de una selección de fragmentos del libro, que su acento aún con aroma del catalán de Mallorca (es de madre mallorquina y padre barcelonés) hizo deliciosa, coronada con el aplauso de la veintena de asistentes. ¿El título del libro, por cierto?”Sencillamente, oímos este nombre por azar, nos gustó, lo seguimos, y fuimos dejando mochila por el camino, literalmente”.
LOS DATOS
Título “Maripasoula. Crònica d’un viatge a la Guaiana francesa”
Autora Blanca Llum Vidal
Editorial Tushita Edicions
n Precio 17 euros