Terrassa

Senegaleses de Terrassa, de fiesta

Paz, tolerancia y no violencia. Este es uno de los lemas principales del muridismo, una de las escuelas del islam que cuenta con numerosos seguidores dentro de la comunidad senegalesa, que celebró ayer el Gran Magal de Touba en varias ciudades. La Asociación Española Solidaridad Senegalesa organizó en Terrassa la celebración de esta fiesta religiosa que coincide con la partida al exilio del fundador del muridismo, el Cheikh (o maestro) Ahmadou Bamba, en 1895, cuando los colonizadores franceses decidieron deportarlo al considerarlo una amenaza.

Para recordar la figura de este líder espiritual, sus seguidores terrassenses rezaron y recitaron el Corán y diversas canciones religiosas. Entre las nueve de la mañana y las once de la noche, más de doscientas personas participaron en el principal evento religioso de la comunidad senegalesa, que tiene lugar cada 18 Safar del calendario musulmán, que coincide este año con el 1 de diciembre. A las dos del mediodía, tuvo lugar una comida multitudinaria en la que participaron varios invitados, entre los que se encontraban la concejala de Ciudadanía y Calidad democrática, Meritxell Lluís, y la también concejala Lluïsa Melgares.

Dar las gracias a Dios
“Esta celebración sirve para dar las gracias a Dios por haber permitido que Ahmadou Bamba predicara el verdadero islam”, explicó el presidente de la Asociación Española Solidaridad Senegalesa, Madiop Diop, que considera que Bamba “es una de las pocas personas que ha tenido éxito sin levantar una arma”. Y es que este teólogo consiguió revivificar la ortodoxia musulmana en Senegal a finales del siglo XIX y aunque era contrario a la colonización francesa de su país, no siguió la guerrilla y optó por la paz.

Nacido en Senegal el año 1853, creó en 1883 la cofradía muridí, una escuela islámica que da suma importancia a la solidaridad y que predica la paz, la ortodoxia frente a las enseñanzas del Corán y la tradición del profeta Mahoma, la adhesión a los preceptos del sufismo y la santificación del trabajo. En 1887, fundó la localidad de Touba, considerada actualmente una ciudad sagrada. Logró muchos seguidores, por lo que las autoridades coloniales, que lo veían como una amenaza, lo deportaron primero a Gabón y más tarde a Mauritania. En 1907 volvió a Senegal, donde vivió bajo arresto domiciliario hasta su muerte, en 1927. Su movimiento tomó tanto calibre que se construyó una mezquita en la ciudad que fundó, donde está inhumado. Sus hijos y ahora, su primer nieto, han continuado su legado.

Durante el Gran Magal de Touba, centenares de miles de seguidores peregrinan a esta ciudad, donde esperan durante horas para acercarse a su mausoleo. En la Gran Mezquita, los muridíes más fervientes leen el Corán durante horas.

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