El premio literario Prudenci Bertrana de novela de 2010 recayó en "El secret del meu turbant", escrito a cuatro manos por Agnès Rotger, periodista, y Nadia Ghulam, traductora. El libro proyectó a Nadia y a su trágica y conmovedora historia. Bajo este nombre se esconde el relato de una niña afgana de Kabul que, cuando tenía 8 años, vio truncada su infancia tras sufrir graves heridas a causa de una bomba. Dos años despúes, tras salir del hospital, decidió tomar la identidad de su hermano fallecido, de nombre Zelmai, para sacar la familia adelante. Nadia, que vive en Catalunya con una familia adoptiva, se sube ahora al escenario acompañada por la compañía El Pol Sud para contar su historia de supervivencia y para ofrecer también un mensaje de optimismo. La obra, a modo de documental, se presenta hoy en el Teatre Alegria de Terrassa.
¿Qué motivos le han llevado a participar en una obra dramática?
Debo decir que no lo tenía nada claro. Porque es muy difícil explicar y comprender todo lo que me ha pasado y vivido. Pero tuve la suerte de conocer al equipo artístico de la compañía El Pol Sud, a Carles Fernández y a Eugenio Szwarcer, y me convencieron. En seguida me di cuenta de su capacidad y de su empatía para dar forma a mis sentimientos. Estar sobre el escenario era un reto muy difícil para mí pero lo he superado gracias a ellos. Me siento feliz. Y el público ha recibido esta propuesta con emociones positivas.
Es difícil revivir el pasado
Si lo es. En una hora y media que dura esta obra no hay suficiente tiempo para explicar todo lo que vivido. Para mí es difícil hacer un resumen de lo que podrán escuchar aquellas personas que vengan al teatro. Pero yo creo que las que asistan a la función escucharán unrelato con mis propias palabras con mensaje optimista y positivo.
La presentación de su relato tendrá lugar una semana después de los trágicos atentados en París. ¿Cuál es su reflexión sobre lo sucedido?
Estoy muy consternada. No hay nada que justifique la muerte de personas. No tiene ningún sentido. Por tanto mi demanda tiene lógica. No se puede usar el motivo religioso en estos hechos. La violencia siempre ha existido en la historia. Primero lo judíos, los musulmanes… Para mí, el culpable es el fabricante de armas que las pone a disposición de un grupo de locos que no pueden controlar las emociones.
¿Cómo se siente aquí?
Vivo desde hace nueve años con una familia adoptiva en Badalona. Me siento segura, protegida, querida. Y hago un montón de cosas.Hemos escrito y publicado con Agnès Rotger el libro "El secret del meu turbant" y también un libro de relatos breves, "Contes que em van curar" (son los cuentos que me contaba mi madre cuando estaba ingresada en el hospital en Kabul) en colaboración con Joan Soler. Soy traductora, estudio Educación Social en la Fundació Pere Tarrés, hago prácticas en la Assemblea de Cooperació per la Pau. Ahora estoy haciendo esta obra y tengo muchos proyectos. Me siento una persona privilegiada. Lo que me ha pasado a mí no lo deseo a nadie. Yo soy creyente y pienso que las cosas que te pasan en la vida tienen un motivo, no son casualidad. Y he tenido la gran suerte de tener unos padres catalanes adoptivos que me han acogido con una sensibilidad excepcional.
¿Ha regresado a su país?
Sí, viajo a Afganistan una vez al año, habitualmente en verano, en agosto. Hace poco que he regresado. Actualmente la situación de mi país sigue siendo complicada porque siguen cayendo bombas y hay atentados suicidas. Mi tierra y los míos sufren mucho. Yo tengo allí a mi familia, a mis padres y a mis dos hermanas. Y mi sueño es formarme aquí y regresar a mi país. Yo hasta los 16 años fui analfabeta total porque el régimen talibán prohibía a las mujeres ir a la escuela y a trabajar. Por este motivo es fundamental aprender y estudiar mucho, adquirir cultura porque la cultura da libertada.
¿Ha mejorado la situación?
Hemos avanzado. En mi época, con el régimen talibán, no existían las escuelas. Ahora todo el mundo puede estudiar. Este mes de agosto, cuando estuve para visitar a mi familia, en una parada de un coche de línea había un hombre que pedía caridad y a su lado había un niño, su hijo, que hacía los deberes del colegio y le ayudaba. Me emocioné muchísimo. También ha mejorado la situación de la mujer pero aún queda mucho camino. Porque la religión no es la culpable de las desgracias. Los culpables somos nosotros con la interpretación que hacemos de la religión.
Usted se vio obligada, durante el regimen talibán, a suplantar la identidad de su hermano para trabajar y sacar su familia hacia delante. ¿Como vivió esta experiencia de ser hombre?
Todo era muy difícil entonces. Lo era para las mujeres, para los hombres, para los niños e incluso para las plantas. Todos sufríamos en un país en guerra. Los hombres no viven allí de maravilla. Muchos salen de su casa y no saben si volverán a ver a los suyos. Hay mucho dolor y este dolor lo llevo conmigo. Es un dolor emocional y también físico. Siento tristeza pero esta tristeza me hace luchar para conseguir mi sueño.
¿Y cuál es su sueño?
A mí me gustaría llegar al foro de la Organización de las Naciones Unidas para transmitir mi pensamiento desde allí hacia mi país. Ser la voz de las mujeres de mi país. Ser la voz de la gente de mi tierra y reconstruirla de nuevo.
LA CITA
Obra: "Nadia", teatro documental basado en la vida de Nadia Ghulam
Intérpretes: Nadia Ghulam, Carles fernández Giua y Eugenio Szwarcer
Fecha y lugar: Hoy, sábado, a las 21 h en el Teatre Alegria
Precio: 7 euros