Tensos los músculos, ganchudas las manos, trepan por donde pueden, y no requieren de peldaños o salientes que favorezcan el ascenso. Aprovechan cualquier oquedad, cualquier relieve, cualesquiera tuberías, para escalar fachadas, para subir metros y más metros. Porque lo que caracteriza a los ladrones escaladores en boga no es el escalo en sí, que siempre ha habido cacos rampantes. Su firma, la de los que actúan en Terrassa con intensidad en las últimas semanas, es la temeridad, el desafío. Son capaces de ascender hasta un cuarto piso, o hasta un quinto, y son muy activos. En un mes han perpetrado cinco robos en Terrassa. En la semana del 12 de octubre, por ejemplo, dos.
La unidad de investigación de los Mossos d’Esquadra está dedicando esfuerzos ímprobos para identificar a estos ladrones, un nuevo tipo de delincuentes especializados en robos con fuerza mediante el procedimiento de la escalada por los exteriores de edificios. Antaño había más de un malhechor experto que en el argot policial era conocido como “Spiderman”. Nada equiparable con esto. Aquellos asaltantes no mostraban la preparación de los de hogaño, no se encaramaban por las fachadas seis, ocho, diez metros, más metros. Estos sí lo hacen, retando a la ley de la gravedad y a los testigos, pues acostumbran a ejecutar sus golpes en viviendas habitadas y en horario de tarde-noche, entre las ocho y las nueve. Antes intentan cerciorarse de que no hay moradores.
Han llegado a trepar por tuberías de suministro de gas para alcanzar una cuarta planta, o una quinta. Y no es necesario que las ventanas o los balcones estén abiertos para que se introduzcan en los domicilios escogidos para dar el golpe, pues, aun con el escollo del ascenso y todo, portan herramientas con que forzar los accesos y vencer resistencias físicas.
Por todas esas razones estos delincuentes buscados por los mossos no se han contentado, como hacían y hacen otros, en ejecutar sus allanamientos en los meses de verano. No les importa la clausura de ventanas, ni de puertas. Diríase que les va la dificultad.
Preparación
¿Quiénes son? ¿Cuántos? Se desconoce, pero las sospechas recaen en dos tipos, posiblemente con preparación militar y con origen en la Europa del este, que trabajan juntos, que se reparten trabajo y dividendos. Mientras uno vigila y presta cobertura al compinche, éste escala, felino, por tubos y baldosas. Este otoño, el robo con fuerza por escalo ha figurado en el primer puesto de la lista de preocupaciones policiales, por su alta prevalencia en corto periodo de tiempo. Por una intensidad estadística con pocos precedentes en una especialidad delictiva como ésa.
El radio de acción preferido por estos “hombres araña” contemporáneos en Terrassa es el barrio de Vallparadís, donde se ha concentrado buena parte de su actividad de latrocinio de altura.
Los Mossos d’Esquadra tratan de reconstruir sus pasos y sus ascensos. Hace unas semanas un agente, en su prolija y arriscada búsqueda de pruebas, encontró una huella en la parte interior de un tubo del gas, a no menos de ocho metros. No pudo extraerla y se vio obligado a fotografiar su reflejo en un espejo. Los especialistas en el robo por escalo acababan de robar en un piso. Nadie los había visto subir.