Los dispositivos móviles, según estudios internacionales, tienen dos particularidades que hace que sean un foco muy propicio para el crecimiento de bacterias: desprenden calor y están en constante contacto con nuestras manos. Unas características, que en el entorno hospitalario los convierten en un reservorio que puede favorecer la transmisión de infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria. Como ha explicado el doctor Gabriel Mestre, médico consultor de Laboratorios Hartmann, "distintos estudios como el del Western General Hospital de Edimburgo han demostrado que el 96% de los móviles del personal sanitario estaban contaminados y que el 14% presentan bacterias patogénicas"