Catalunya es un pueblo especialmente micófilo, según estableció el gran estudioso de la cultura de las setas, Josep Maria Ferigcla, y una prueba de ello la ofrece cada año el éxito de la Fira del Bolet, organizada por el Ayuntamiento, el Gremi d’Hostaleria y el Eix Comercial Sant Pere. El sábado, la plaza del Triomf y el tramo inicial de la calle Ample volvieron a llenarse de público y animación, especialmente por la mañana. La mayoría de paradistas repiten cada año y los visitantes ya los conocen, lo que crea un ambiente especial. Jaume Cardona, por ejemplo, viene todos los años a la Fira del Bolet desde el Lluçanès. Traía “rovellons”, “camegrocs”, “trompetes de la mort”, “fredolics” y “rossinyols”, pero no “carlets”, “porque este año no había”.También en todas las diez ediciones ha estado el puesto de Mon Bolet, de Berga. “He vendido mucho, igual que otros años, vaya. En Terrassa siempre va bien porque la gente es muy de ‘bolets'”. Como siempre, la gran atracción de la feria fue el “aula de mocología”: una mesa en la que, ante ejemplares de numerosas especies, el biólogo y micólogo Daniel Siscart lo explicaba todo y lo respondía todo sobre setas. Un espectáculo de erudición, amenidad y cultura “boletaire”.