Por casualidad, un policía municipal libre de servicio estaba allí, vio los tejemanejes de la estafadora y la retuvo hasta que unos compañeros la identificaron e imputaron. Está acusada de un delito de estafa: llevaba una tarjeta ajena que ofrecía a clientes de un aparcamiento para que la usasen para pagar a cambio de dinero.
La singular maniobra defraudatoria tuvo lugar el jueves por la noche en un parking subterráneo ubicado junto al hospital universitario Mútua Terrassa, en la plaza del Doctor Robert. A las once de la noche un agente de paisano, que no estaba trabajando en ese momento, telefoneó a su central para informar de que tenía retenida a una mujer por un hecho delictivo.
La sospechosa estaba en posesión de una tarjeta que no era suya (había sido sustraída a otra persona), pero no la usaba directamente ella; su procedimiento para ganar dinero consistía en proponer a clientes del aparcamiento cedérsela de forma provisional.
Así, si aceptaban la oferta, los inquilinos podían utilizar la tarjeta para realizar los pagos del uso del estacionamiento, y a cambio la mujer les pedía dinero en efectivo a modo de alquiler. No se sabe si alguien picó.
Una dotación policial acudió al garaje e identificó a la estafadora, que tras las gestiones de los agentes quedó imputada por un delito leve de estafa bancaria. La mujer ya contaba con antecedentes por infracciones penales similares, y por otros delitos. La policía comprobó que la tarjeta había sido hurtada en Barcelona. Su titular había denunciado la sustracción.