"Estoy contento de cómo ha ido todo hasta ahora. Me casé -vivo con mi esposa de 88 años aunque ella está más delicada de salud que yo-, tenemos tres hijos y tres nietos. Hemos recorrido un trayecto muy largo pero seguimos adelante. Yo tengo algún que otro achaque pero tengo plena autonomía. Y soy feliz porque dispongo de mucho tiempo para los míos y porque vivo con tranquilidad. Soy de los que he aceptado la vejez. Me llevo bien con ella".
Son palabras de Josep Maria Grau, de 92 años, nacido en Terrassa, en la masía de Can Guitart de la Muntanya. "Mi padre -cuenta- se dedicaba a recoger leña y suministrarla a los hornos de pan. Era un trabajo duro. Yo estudié y después entré en el antiguo Banco Hispano de Terrassa, donde estuve hasta los 60 años. Compaginé el trabajo en el banco con el de contable particular. Entonces era muy habitual tener dos trabajos".
Josep Maria sigue realizando esta tarea de forma voluntaria. Es el contable, a la vez que socio también, del Aula Gran de Terrassa. Colaborar y participar con esta entidad es una de sus actividades pero no la única. Me gusta mucho leer y, en este sentido, tengo mucha suerte porque mi hija, que es profesora, y sus amigos me pasan muchos libros. Últimamente estoy leyendo mucha novela negra. Lástima que me han detectado un problema ocular, de retina, y no puedo leer tanto como desearía".
Al igual que sus compañeros entrevistados, Josep Maria se levanta temprano, a eso de las 7,30 de la mañana o así, que es la hora, dice, de "toda la vida". A lo largo de la jornada procuran salir a la calle y dar un paseo, leer los periódicos del día, trabajar un rato en el ordenador…Cuenta que una de sus grandes aficiones ha sido viajar y recuerda con satisfacción los viajes que, con el 600, hacían en familia visitando España, desde el norte hasta el sur. "Fue una gran época", rememora. De ello y de otras muchas cosas ha dejado constancia en sendos libros que ha promovido y ha escrito sobre la nisaga familiar.