Ahmed, vecino de Terrassa, inmigrante marroquí, está recluido en el centro de internamiento para extranjeros (CIE) de Barcelona para proceder a su expulsión de España. Pero sus abogados, y entidades como SOS Racisme, consideran su caso una vulneración flagrante de los derechos humanos y han emprendido una campaña para su liberación. Sostienen, entre otros argumentos, que tiene permiso de residencia hasta febrero del 2018.
A Ahmed lo detuvieron en Manresa y un juzgado de esa ciudad resolvió internarlo en el CIE el 12 de octubre, habida cuenta de que la Subdelegación del Gobierno había acordado su expulsión en un plazo máximo de sesenta días. Los recursos de sus letrados, del Espai Humana, han caído en saco roto. Como el centro de extranjeros será cerrado en breve por reformas, el joven puede ser trasladado a cualquier otro recinto similar de España, o expulsado a Marruecos, según denuncia SOS Racisme. Incluso la brigada policial de extranjería de Barcelona solicitó, el martes pasado, el cese del internamiento porque el chico había pedido “protección internacional”. La juez de Manresa denegó la petición.
Los abogados arguyen que Ahmed reúne las condiciones de arraigo social: vive en Catalunya desde los 11 años, su familia reside aquí y él tiene permiso de residencia que renovó estando en prisión. Ayer se celebró en la Plaça Sant Jaume una concentración de apoyo.