Terrassa

Tres ventanas del antiguo Castell-Palau de Terrassa están en el Maricel de Sitges

En estos tiempos de menosprecio de las humanidades, en que están siendo erradicadas de la educación, ahora que un joven que diga querer estudiar historia o filosofía le da un disgusto a sus padres, resulta reconfortante y motivo de orgullo vivir en una ciudad en la que, una vez al año, se publica una revista dedicada exclusivamente a la historia local -y comarcal-, y editada con el esmero y el rigor de Terme. Revista que tiene formato de libro -luce bien en la biblioteca-, y cuya lectura puede proporcionar grandes momentos a todas aquellas personas que sientan un mínimo interés por el pasado de Terrassa. Aviso: no es una publicación de divulgación histórico, como las diversas que compiten en los quioscos. La mayor parte de sus páginas están ocupadas por artículos de historiadores, originales e inéditos, y son fruto de estudios e investigaciones, "documentados con rigor científico", según se les exije, pero también "escritos en un estilo expositivo inteligible para todo tipo de lectores".

En definitiva, que Terme nos exige en ocasiones, a los lectores corrientes, cierto esfuerzo, pero lo aprendido sobre Terrasa, la sentida poética del saber del pasado compartido, lo compensa con creces (y, además, hay todo un año para ir degustando cada número a sorbos).

Deering, Utrillo y Ossó
En su último número, el veintinueve, por ejemplo, uno puede pasárselo pipa leyendo sobre las tres ventanas del Castell-Palau de Terrassa que acabaron, y están, en el Palau Maricel de Sitges, y los peculiares personajes involucrados en tal mudanza. Lo explica el historiador del arte Sebastià Sánchez Sauleda en su artículo "Tres finestres del Castell-Palau de Terrassa a Sitges".

El 30 de marzo de 1891, con una gran fiesta ciudadana, se derribó el Castell-Palau, que llevaba años muy degradado. Sus fragmentos arquitectónicos se dispersaron, y parece ser que Josep Soler i Palet los fue recuperando para el flamante Museu de Terrassa). Salvador Cardús Florensa, en su libro "Terrassa medieva: visió histórica" (1960) ya menciona dos ventanales adheridos en fecha desconocida a los muros del Palau Maricel .También dice que son dos Elena Martínez Gay en "Art medieval a Sitges" (2008).

Sánchez Sauleda es el primero que ha analizado en profundidad la documentación conservada, "que nos demuestra que fueron tres las ventanas procedentes del Castell-Palau las que se insirieron en la residencia de Charles Deering y que se pagaron por ellas 1.100 pesetas el día 10 de febrero de 1915".

El tal Charles Deering (1852-1927) era un industrial y coleccionista de arte norteamericano que quiso comprarle a Santiago Rusiñol su casa-taller del Cau Ferrat de Sitges. Ante la negativa, adquirió en 1910 el cercano Hospital de Sant Joan Baptista, construido en el siglo XIV. Su adecuación la encargó al pintor Miquel Utrillo (1862.1934), que para ello se dedicó a viajar por la Península adquiriendo restos de edificios derruidos o abandonados.

El tercer personaje de esta película es Joan Ossó (Barcelona 1880-1947) , pintor amigo de Isidre Nonell y Pablo Picasso, que le hizo algunos retratos caricaturizados. Ossó ejerció de intermediario entre Utrillo y alguien que le vendió o le facilitó los ventanales góticos.

En la actualidad, las tres ventanas, indica Sánchez Sauleda, se encuentran ubidadas "en el patio de entrada del palacio, nada más cruzar la puerta de acceso situada en el Racó de la Calma, y se pueden apreciar desde la escalera que conduce al Saló d’Or, el gran salón de recepciones del Palau Maricel". La primera, que conserva los capiteles originales, "mantiene muchos paralelismos conla que está inserida en el tercer piso de la Torre del Castell-Palau de Terrassa y con el arco conservado en la entrada del edificio de la Plaça Vella, número 17".

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