Tras la puerta exterior desvencijada y rota se acumulan las cartas sin abrir. Al otro lado del zaguán, en un pasillo, fue hallado el morador de la vivienda, de 78 años. Estaba rodeado de inmundicias, tirado en el suelo, doliente. Al parecer, llevaba unas cuantas horas así, en su casa, en Can Boada. Tras la llamada de una vecina preocupada, lo encontraron los bomberos y la Policía Municipal el sábado, a última hora de la tarde. Una ambulancia lo llevó al hospital Mútua Terrassa, donde ayer permanecía ingresado.
En el vecindario no se veía a Antonio desde hacía quizás un par de días, pero tampoco era ruidoso en sus quehaceres diarios, por lo que fueron precisamente unos extraños sonidos, repetidos, y un hablar raro, los motivos que escamaron a una vecina.
Pasaban las horas, y los golpes, como ahuecados, sin estridencias, proseguían, y también las quejas desde el interior de la vivienda. La vecina llamó al sistema 112 el sábado, a las ocho de la tarde.
Explicó su inquietud y dio las señas para los servicios de emergencias: calle de Germans Pinzón. Primero llegó una ambulancia con un equipo médico, pero la puerta de afuera estaba cerrada y era necesario avisar a la policía y los bomberos. Arribaron unidades del cuerpo municipal y de Bombers de la Generalitat, y éstos últimos forzaron el primer acceso para entrar en el zaguán y en la vivienda, pues la segunda puerta sí estaba abierta. A unos pocos centímetros, en el pasillo, yacía el hombre. Gritaba. Al parecer, se había lastimado una pierna.
Los policías comprobaron que la vivienda estaba llena de suciedad acumulada. El hombre, de 78 años, fue evacuado a Mútua Terrassa, y el caso, derivado a los Servicios Sociales. El anciano seguía ingresado ayer en el centro sanitario, con pronóstico reservado.