El Centre Cultural ha vuelto a incluir un espectáculo de calle dentro de su programación, lo que una vez más ha significado que el respetable ha podido asistir a un montaje especialmente interactivo, apto para todo tipo de público.
Escenas de humor con las que se podían identificar papás, mamás, niños y niñas, van hilando este espectáculo en el que la figura del clown va más allá del gag y se adapta a un argumento en el que, casi sin palabras, desfilan escenas de una vida (o más bien de dos vidas) desde el principio hasta su fin,
Una especie de estrecha glorieta situada en medio del escenario es el único y a la vez completístimo decorado que incorpora todos los elementos escénicos de la propuesta. Este escenario circular que se mueve gracias a una pequeñas ruedas, a modo de noria, sirve también para guardar el vestuario y el atrezzo, mientras que del techo cuelgan el trapecio y las telas que servirán a los protagonistas de la historia para mostrar habilidades que van más allá del trabajo del clown.
Envueltos en esas telas aparecen los payasos por primera vez, como si fueran mariposas emergiendo de su capullo, simulando un nacimiento que les lleva a emerger como seres puros e inocentes, en medio de algunas de las escenas más poéticas del espectáculo (la música del piano o los pasajes de Vivaldi más tarde, por ejemplo, ayudan a ello.)
Juegos entre niños
Juegos infantiles como el escondite, el pilla pilla o el "pica paret" nos sitúan en la infancia de los dos personajes, y más tarde viven su tránsito a la edad adulta cambiando su vestuario, siempre con la ayuda del público (que sujeta la cuerda de tender de la que cuelgan sus ropas.)
Luego llegan los bailes (y los cambios de pareja con la audiencia), el romance, y también el embrutecimiento, con la pareja llegando a los puños y su versátil escenario convirtiéndose en ring.
Se muestran también lo que se intuyen como infinitas jornadas laborales, inflando globos y reventándolos, a destajo; el compromiso con un romántico intercambio de anillos que no lo son en realidad; la nube de azúcar compartida y un sorteo que les sirve para invitar a una especie de chupito a algunos adultos del público, mientras se va acercando el final… Y en ese final, el del adiós, llega la muerte de nuevo enrollada en telas y un renacimiento, rodeado por la sonoridad de un "hola aquí estamos" que cierra el ciclo de una vida e inaugura varios minutos de aplausos.
LA FICHA
►La Industrial Teatrera. Intérpretes: Mamen Olías y Jaume Navarro. Dirección: Jordi Purtí. Escenografía: Jordà Ferrer. Construcción: Taller del Lagarto. U tillaje: Mariona Ferrer. Música: Tales Music Vestuario: Mamen Olías i Mariona Ferrer. Domingo, 4 de octubre. Centre Cultural.