Las cartas están echadas. Las urnas despejarán la incógnita de unas elecciones autonómicas decisivas y sin precedentes, que han desplazado a la ciudad un cartel electoral de excepción.
Durante poco más de dos semanas, han desfilado por Terrassa todos los cabeza de lista menos uno, el democristiano Ramon Espadaler, que suspendió su visita y no ha logrado abrir hueco en su agenda para compensar la baja. Los partidos han movilizado todo su arsenal político, en Catalunya y en España, lo que ha acabado configurando una de las campañas más intensas y también más populares. Hacía años que no se veían mítines tan concurridos.
Nada más estrenar la contienda electoral el cabeza de lista de Junts pel Sí Raúl Romeva llenaba el Raval de Montserrat junto al numero 5, el presidente de ERC Oriol Junqueras. La plataforma celebró su mitin central el 12 de septiembre bajo la lluvia y, nueve días más tarde, el turno fue para Carme Forcadell, de nuevo en pleno centro de la ciudad.
Los socialistas han preferido recabar votos en los barrios, de manera que su líder, Miquel Iceta, llegaba a La Maurina justo tras su mediático baile, aunque sin en Terrassa no se marcó un solo paso ante la militancia. Como Pedro Sánchez se ha negado a pisar la ciudad, molesto con la adhesión a la AMI, el PSC ha compensado su ausencia con el líder vasco Patxi López.
Ciutadans ha echado los restos con el tándem Inés Arrimadas-Albert Ribera; la CUP con Antonio Baños-Quim Arrufat, y el PP con García Albiol, en Ca ‘Anglada.
Durante las últimas dos semanas el cartel más nutrido ha sido el de Catalunya sí que es Pot. La plataforma de las izquierdas ha paseado por Terrassa a su candidato Lluis Rabell, al líder de IU Alberto Garzón, al sindicalista Joan Coscubiela y el líder de Podemos Juan Carlos Monedero.