El ingeniero terrassense Antoni Amat tenía 40 años cuando diseñó, en Inducar, cooperativa de carrocerías de nuestra ciudad, el coche Seat 1200 Sport. "Si entonces me hubieran dicho que, cuarenta años después, a los 80 que tengo, viviría esto, me habría parecido imposible, pero es verdad, es así", comentó Amat a este diario, el sábado, ante los numerosos "bocanegras" -apodo que recibe el 1200 Sport entre sus admiradores- aparcados en la Rambla d’Ègara, frente al Museu de la Ciència i de la Tècnica, cuyos propietarios estaban encantados de conocer y poder hablar con el creador de su coche favorito, tan entusiastas de él como para crear y formar parte de un club de fans.
Era el encuentro anual del Club Seat 1200 España, que este año, por cumplirse el cuarenta aniversario del coche, decidió celebrar en la ciudad que lo alumbró. De los cuarenta socios actuales de la asociación – que llegó a tener 65- vinieron veintinueve, de diversos puntos de España, todos con su Seat 1200 restaurado y conservado con el mayor de los cariños. La concentración duró realmente tres días. El viernes, estuvieron en Martorell y el domingo tenían previsto concentrarse en Sant Sadurní d’Anoia.
El museo del seat 1200 sport
En el Museu de la Ciència, los participantes pudieron ver tres objetos que muestran el proceso completo de creación del coche: el modelo original, de 1972; el modelo patrón, fabricado el año siguiente sobre una estructura de acero, y un vehículo definitivo, de 1979, precisamente el que poseía y donó Antoni Amat; también centenares de planos del vehículo. "Que haya una peña de amigos del Seat 1200 Sport me place extraordinariamente, por supuesto – afirma Amat-. Son auténticos apasionados que aprecian el coche de una manera increible. Saben de él más cosas que yo mismo y me preguntan detalles sobre los que no había pensado nunca."
El Seat 1200 Sport se fabricó entre 1973 y 1979, y se produjeron unas diecinueve mil unidades. "Ahora mismo, que circulen, no deben llegar a los cien", afirma el barcelonés Xavi Peralta, 43 años, socio del club. Uno de ellos, en Terrassa, propiedad de Jordi Antonés Valls, de 28 años. Antonés lo adquirió hace cinco, y sabe de la existencia de otros dos coches en nuestra ciudad, "pero que no circulan".