Terrassa

“Incert”: sinfonía de equilibrios y acrobacias

Es circo, pero la conjunción de las acrobacias con la música, la iluminación, los espacios, los movimientos de los artistas y los sentimientos que éstos expresan acerca “Incert” al espíritu de la danza contemporánea. El 7è Festival de Circ de Terrassa se inauguró el domingo por la tarde con este espectaculo del Circ Pistolet ganador del Gran Premi BBVA Zirkòlica, que había generado uan notable expectación. El Centre Cultural Terrassa prácticamente se llenó, de un público de todas las edades (también adultos solos), para ver esta propuesta que pone seis artistas sobre el escenrio. Tomàs Cardús, Joan Ramon Graell, Enric Petit, Rat Serra, Anna Torné y Albert Ubach.

Antes de que el telón se abriera, los integrants del Circ Pistolet aparecieron para expresar su adhesión a la iniciativa de Pallassos sense Fronteres en solidaridad con las víctimas y los refugiados de las guerras de Oriente Medio, y pidieron, por ello, un minuto de silencio. A la salida, miembros de Pallassos sense Fronteres vendieron, a dos euros, numerosas “narices solidarias”.

El dominio de los aires
Los integrantes del Circ Pistolet aparecieron en escena cinco en lo alto de un carro, y el sexto tirando. Al fondo, un cuadrante coreano (plataforma con dos montantes encarados), bajo la cual una colchoneta que pronto desaparecería, más allá un gran círculo aéreo colgando, y así comenzó una hora de acrobacias sin parar. También el diábolo, a cargo de Albert Ubach, tuvo un notable protagonismo, y hacia el final del espectáculo protagonizaría una de las escenas más dinámicas (hasta tres a la vez hizo volar el artista sin ningún error).

Los números con el cuadrante coreano y el círculo aéreo, de verticalismo y equilibros acrobáticos de mano en mano fueron sucediéndose de manera ágil y perfecta, y se hace difícil destacar unos por encima de otros. Hubo momentos de especial espectacularidad, como cuando con tres artistas formando una columna, y dos sosteniéndose con la cabeza, para llevarlos con los cuerpos hacia más allá. O las contorsiones de Rat Serra y Anna Torné, o cuando Enric Petit hizo la vertical con la mano apoyada en las cabezas de sus compañeros. Marcharon, al final, como habían venido, replegados en el carro que tiraba Petit,y con grandes aplausos.

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