Pocas veces la ciudadanía tiene la oportunidad de seguir en directo, de cerca y dia a dia la transformación de su pasado fabril. Y pocas la ocasión de observar un cambio meteórico como el de la antigua fábrica Agut, que en apenas seis meses ha aparcado las máquinas para convertirse en uno de los mayores hipermercados de la cadena Esclat. El establecimiento abre sus puertas el martes dejando atrás medio año de trabajo meteórico y un plan de acción repleto de curiosidades.
Los primeros operarios del grupo BonPreu, buque insignia de la cadena Esclat, llegaron a Terrassa en enero, en plena nevada, para proceder a la limpieza y el vaciado de los 24 mil metros cuadrados de nave de la avenida de Josep Tarradellas. Eran los trabajos preliminares y ya surgieron las primeras sorpresas. Entre ellas, la aparición junto a l mobiliario y la maquinaria de dos antiguas fotografias que muestran la construcción de la fábrica Agut, en los años 70. Las imagenes, en blanco y negro y de grandes dimensiones, se exhibirán en el nuevo establecimiento.
La clave, solapar
En la transformación de la fábrica Agut han trabajado 117 empresas y casi 500 profesionales (la cifra no incluye los autónomos), con puntas de hasta 130 operarios simultáneamente sobre el terreno. Los trabajos se intensificaron en marzo y, desde entonces, la coordinación ha sido la clave de un proceso complejísimo que tiene sello osonenc.
La cadena Esclat cuenta con un grupo de industriales que construye, rehabilita y equipa los establecimientos de la firma. Algunos desde hace dos décadas. La brigada se apoya en empresas de la zona y las tareas de mantenimiento, una vez abierto el hipermercado, corren a cargo de industriales de la ciudad de implantación.
“La clave está en solapar -explicaXavier Cardona, de Ingenieria Kubicat-. Cada proceso está estudiado para que en el momento adecuado entren nuevos equipos y se trabaje en simultáneo. La prioridad es preparar la entrada del siguiente industrial”.
Este perfecto engranaje ha dado pie a un proceso de transformación espectacular a ojos de la ciudadanía. Miles de personas pasan a diario frente a la fábrica Agut, a pie y en coche. El avance de los cambios por dias, incluso por horas, han sido la comidilla del verano.
En la fase más discreta de los trabajos, en el interior de la nave, los equipos afrontaron a principios de año la etapa más compleja de la obra. Tras el vaciado de la fábrica, de la que han extraído 600 toneladas de hierro, se procedió al “empresillado” de los pilares, decenas de columnas que sostenían la fábrica y que para conservarlas han sido reforzadas. Lo mismo ocurrió con el techo del párking, donde fue necesario vaciar el cañizado de 4.500 metros para proceder a su rehabilitación. Los clientes del hiper podrán comprobar la imagen renovada de esas estructuras cuando recorran los pasillos del súper.
El pozo y las golondrinas
Durante las obras se ha localizado un antiguo pozo, que ha sido rehabilitado, permanece activo y dispone de un generoso caudal. Su agua ha servido para llenar los depósitos del hiper. La anécdota más curiosa, sin embargo, la han protagonizado las familias de golondrinas que desde hace años anidan en la antigua fábrica.
Para rehabilitar el edificio era necesario retirar los nidos, que están protegidos, pero la fragilidad de los ponederos hacía peligrar su integridad. Ornitólogos, tècnicos y agentes rurales supervisaron la maniobra, que ha culminado con la instalación de nidos artificiales. “El regreso de las golondrinas en primavera fue todo un acontecimiento para el equipo”, explica Olivier Boyer, jefe de obra. “No sabiamos si aceptarían los nuevos nidos, pero la llegada de las aves fue espectacular, y también verlas explorar las guaridas como si escogieran piso”. el relevo ha sido perfecto porque las golondrinas han quedado.
En apenas dos días la vorágine toca a su fin y las grúas daran paso a los carros de la compra. Acabada la obra, en Bonpreu están deseando saber cómo bautizará la ciudad el nuevo hiper: ¿El súper del Agut? ¿ el Esclat del Agut? ¿Esclat a secas?.