Los centros educativos empezaron ayer a tomar un poco de vida. Tras dos meses de vacaciones, escuelas e institutos abrieron las puertas para dar entrada a maestros y profesores y personal de administración y servicios. Los docentes (unos tres mil en Terrassa), dieron la bienvenida a la plantilla y celebraron las primeros claustros. En la agenda muchos temas, algunos prioritarios como cerrar la programación y la planificación para que todo esté listo el próximo 14 de septiembre, día de arranque del nuevo escolar para más de treinta mil alumnos de infantil, primaria y secundaria. También dar un chequeo a las instalaciones por si es necesaria una reparación de última hora.
Los profesionales afrontan el nuevo ejercicio con una mezcla de ilusión e inquietud. Ilusión por estrenar un nuevo curso, recibir a nuevos alumnos y maestros, e inquietud por si habrá más o menos ayudas. Y todo ello en medio de un escenario político cambiante. Están a la expectativa del trabajo que llevará a cabo la nueva concejal de Educación, Rosa Ribera, así como de las repercusiones que puedan tener en el sistema educativo las contiendas electorales próximas, el 27-S en Catalunya, y los comicios generales.
Carles Lázaro, director de la Escola Salvador Vinyals y representante en la junta central de directores de infantil y primaria pública, considera que el nuevo curso podría denominarse de transición. "La previsión es que sea un curso de continuidad, sin grandes cambios, porque los principales gestores están inmersos en campaña".
Lázaro apunta algunos temas a nivel local como planificar con tiempo los efectos de la caída de la natalidad, cifrada en unas 370 plazas de P3 para el curso 2016-17. Para el director hay que conseguir que este descenso sea un oportunidad para ganar en calidad y recursos. "Deberíamos bajar ratios, ampliar plantilla, sobre todo profesionales especializados y recuperar espacios que un día se hipotecaron para destinarlos a aulas convencionales". El director añade también que están a la espera de lo prometido por el nuevo ministro de Educación, Iñigo Méndez de Vigo, quien anunció a finales de agosto que se reestablecerían las ayudas para libros de texto y material dediáctico y que asignaría una partida de 48 millones de euros.
Poca repercusión
En secundaria, los temas principales giran entorno al currículo (el decreto aprobado por el Govern el pasado 25 de agosto) y las ratios. Emili Bars, director del Institut Ègara y representante en la junta central de directores de secundaria pública, considera que los cambios propuestos en la Lomce apenas tendrán efecto. "Se amplían las matemáticas en 3º de ESO y se introduce el servicio a la comunidad en el segundo ciclo de ESO. Son cosas que no afectan en demasía. Lo importante de la ley Wert eran las reválidas a final de etapa y la diferencia de itinerarios en 3º de ESO y eso se ha pospuesto".
Oriol Ventura, director del Cingle, coincide en el mismo sentido. "El currículo no tendrá grandes cambios. La hora que se incrementa de matemáticas en 3º ya la teníamos adaptada y la materia de servicios a la comunidad ya la veníamos realizando. Y los puntos más polémicos que eran las reválidas y el doble itinerario está aparcado".
En cuanto a la demanda de plazas por los efectos del alaud que vivió la primaria, Bars explica que "aún estamos cerrando plantillas y matrícula. El objetivo es tener unos 30 alumnos por aula. De hecho el ministro de Educación ya anunció que las ratios debían bajar para situarse en los índices anteriores: 25 alumnos por clase en primaria, 30 en secundaria y 35 en bachillerato. Esperamos que se pueda cumplir".
En recursos. Bars, del Institut Ègara, se muestra más optimista. "Ensenyament paga con más celeridad las cantidades asignadas y también se han recuperado dotaciones para material, al menos en nuestro centro. Pero es cierto que quedan cabos sueltos en las plantillas como la compensación de horas lectivas que dejarán de hacer los docentes mayores de 55 años que, por primera vez, pueden solicitar la reducción de dos horas de clase a la semana".
Maestros y profesores se muestran esperanzados en que el curso vaya sobre ruedas, sin sobresaltos, aunque su inicio ya despegará en plena campaña electoral para las autonómicas. Al respecto, Bars, del Ègara, cree que la incertidumbre política no es un buena aliada". Ventura, de Cingle, añade que "las dos convocatorias electorales que llegan son importantes y, a buen seguro, que si hay cambios de gobierno, habrá nuevas propuestas educativas. Pero, por suerte, la aplicación es lenta por lo que habrá tiempo para mentalizarse". Para Lázaro, Bars y Ventura, lo ideal sería disponer de una ley educativa de consenso que perdurara a pesar de los cambios políticos pero esto parece una utopía, señalan.