Terrassa

No solo las calles se llenan de helados

Con la llegada del calor entran las ganas de comerse un helado. De hecho en España, los meses primaverales y de verano siguen siendo los que concentran una mayor venta de estos productos. No obstante, se está percibiendo un cambio progresivo de hábito. Poco a poco los hogares van incorporando el helado en su cesta de la compra de manera habitual.

La diversificación de productos que los fabricantes ponen al mercado, así como la mejora de la calidad han contribuido a este hecho, además de que cada vez se ve más como un postre común.

Esta oferta puede ser tan amplia gracias al alto nivel de innovación de la industria, que da cobertura a necesidades de todo tipo de consumidores en todo tipo de momentos de consumo.

Otro aspecto importante a tener en cuenta es que los helados son fáciles de adquirir en todo el territorio español. El canal principal sigue siendo el de impulso -tiendas tradicionales, centros de ocio, gasolineras- y el denominado horeca -bares, restaurantes, cafeterías y hoteles-. Estos concentran el 55% de las ventas. El resto se comercializa en canal de alimentación (supermercados de más de 100m2), aunque su peso incrementa año tras año.

Mejora de previsiones
Para la campaña de 2014 la Asociación Española de Fabricantes de Helados (AEFH) previó que el consumo de helados crecería cerca de un 1% respecto la campaña de 2013, cuando se alcanzó un volumen de 290 millones de litros. Una previsión optimista tras periodos donde el mercado se estancó. En 2013 el consumo de helados se redujo un 4,5% como consecuencia principalmente de los efectos de un clima severo”entre los meses de mayo y julio que fueron determinantes en el resultado, según explicaron los fabricantes de helados.

Pero la realidad superó cualquier previsión. Así, el incremento alcanzó el 3,8%, lo que supuso añadir seis millones de litros a los obtenidos en el mismo periodo del año anterior y llegar a los 165,8 millones (por encima también de las cifras obtenidas hace dos años). Eso también supuso pasar de los 574,7 millones de euros a los 607 millones de euros.

Potencial de crecimiento
Una de las ventajas que supone operar en el mercado español es que no está tan explotado como en otros países, por lo que las previsiones indican que el desarrollo de las heladerías puede seguir creciendo.

En el marco de la Unión Europea, el sector heladero alcanza una producción de más de dos mil litros. En Finlandia, por ejemplo, el consumo de litros de helado por persona y año supera los doce, en Dinamarca los diez y en países como Estados Unidos supera los veinte. En cambio en España ronda los seis litros y medio.

Además, el mercado español es muy dinámico. Según estimaciones de la AEFH, el sector en 2012 mantuvo los ratios de producción del ejercicio anterior (2011), consolidando los 304 millones de litros. No obstante, ese año hubo una contracción en la facturación que alcanzaría el 1%.

La misma asociación informa que el tejido industrial está compuesto por unos 25 operadores, integrado por multinacionales y empresas nacionales de diverso tamaño y alcance. Los 10 primeros operadores superan el 85% del mercado en valor y en volumen, y el resto de compañías tienen coberturas menores y, en muchos casos, distribuciones locales.

¿Dulce o salado?
Hay toda otra gran industria que no se encuentra dentro de la producción masiva. Se trata de los helados artesanales, aquellos que se contraponen a todo lo artificial y potencian los alimentos naturales, de calidad.

Es una industria más tradicional que se las tiene que ingeniar para salir adelante, añadiendo novedades que cada vez llaman más la atención .

Este es el caso, por ejemplo, de los extravagantes helados salados, que han irrumpido sobre todo en las cocinas de la hostelería para atender a unos paladares cada vez más exigentes y curiosos de nuevas experiencias. Nombres propios se han apuntado a esta moda, como el restaurante Olsen de Madrid, que sirve helado de pulpo, de espagueti y queso, de carne de caballo o de panceta ahumada. En Barcelona es Belgius uno de los principales representantes de este fenómeno, que sirve combinaciones como helado de espinacas con pasas y piñones, higo seco con miel de romero o Tequila o sobrasada. La moda viaja hacia el sur y llega a la valenciana heladería Llenares, que sirve extravagancias como helados de berberechos, de cerveza, de boquerones en vinagre o como no, la típica paella. En resumen, la indústria del helado se reinventa para ofrecer una infinidad de posibilidades que hace unos años hubiesen sido inimaginables.

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