Llaveros, bolsos, tablets, mochilas, maletas, gafas, DNI, carnes, documentos personales o cámaras de fotos… son algunos de los objetos más extraviados en verano.
La mayor parte de objetos nunca se recuperan, su baja cuantía o la incapacidad para demostrar la propiedad con documentos de valor probatorio son los motivos principales. Aquellos que tienen etiquetado el nombre del propietario son los más afortunados, ya que se envían a los consulados o bien a los ayuntamientos en el caso de turistas nacionales, aunque solo representan el 21% del total. Algunas oficinas de objetos perdidos permiten hacer consultas online y conocer, mediante el número de serie, si su objeto está en la base de datos. Los lugares más habituales para la pérdida de objetos son las calles (con un 53,4%) seguido por los bares y cafeterías. Las mujeres son más persistentes que los hombres, un 37,2% de ellas insisten en buscar el objeto perdido volviendo al lugar sospechoso mientras que los hombres (con un 28,9%) dan por perdido el objeto según un informe de la empresa Recupérame. Pero son las estaciones de tren y aeropuertos las que más pérdidas acaparan, en el Aeropuerto de Madrid se registran un total de 39.000 objetos perdidos al año (106 diarios). En muchas ocasiones se subastan después de que hayan transcurrido entre 6 y 12 meses sin que nadie los reclame, ante la imposibilidad de almacenarlos por un tiempo indefinido.
¿Qué es lo más extraño que perdemos?
Las oficinas de objetos perdidos se han convertido en testimonio activo de muchos de los objetos más rocambolescos. En Pamplona se llegó a entregar un ave rapaz nocturna. En otras oficinas se han registrado objetos como una entrada para un concierto de Justin Bieber, dentaduras postizas, sonotones, tesis universitarias o prótesis de distinta naturaleza.
¡No lo pierdas! Asegúrate
Debes etiquetar adecuadamente los productos, guardar las facturas de compra o apuntar los números de serie. También puedes usar "apps" o localizadores GPS adheribles a los objetos