El pacto sociovergente del que tanto se ha venido hablando estos dos últimos meses finalmente se materializó ayer por la mañana. En un día de gran ajetreo para las formaciones políticas, no podía faltar la valoración de la principal fuerza de la oposición. El portavoz de Terrassa en Comú (TeC), Xavi Matilla, en una rueda de prensa en el atrio del edificio consistorial, atacó con dureza el acuerdo. Según Matilla, “viene a ratificar tres cuestiones que había sobre la mesa. La primera, que se trata de un pacto de investidura y no uno hecho a posteriori”. “Con esto se demuestra que la abstención de Convergència fue condicionada”, aseveró. Por otro lado, el grupo político considera que este acuerdo le ha salido a un precio demasiado alto al PSC políticamente hablando, pues ha tenido que hacer la concesión de votar a favor de la adhesión a la AMI. Aunque para el portavoz “no es una adhesión convencida si no frívola y entendemos que el PSC se ha vendido el alma”. Finalmente, en tercer lugar, Matilla afirmó que esta sociovergencia significa que “CiU acepta el gran fracaso electoral y el papel de partido pequeño”.
Dos factores
El portavoz de la coalición explicó que entienden que este pacto se sustenta en dos factores. El primero, de garantía de gobernabilidad, aunque destacó que “esta garantía no existe porque no tienen mayoría y por tanto el escenario en el Ayuntamiento y en el pleno no cambia excesivamente”. En segundo lugar destacó, igual que otras formaciones, que se trata de un pacto de conveniencia que ha consistido en “el reparto de sillas y puestos en el gobierno”.
Matilla reveló que desde su formación están inquietos por las declaraciones del alcalde, Jordi Ballart, quien ayer por la mañana afirmó que el líder de Convergència, Miquel Sàmper, será segundo teniente de alcalde. “No sé que es peor, si que Convergència asuma esta segunda tenencia de alcaldía o que el alcalde diga que podría haber sido ésta como cualquier otra”. Esto demuestra, para el portavoz de TeC, que detrás del pacto sólo hay una “estrategia política y ninguna voluntad clara de definir un proyecto de futuro y de cambio para la ciudad. Por eso estamos preocupados e inquietos, porque creemos que la ciudad lo que necesita ahora es un proyecto de cambio”. En este sentido quiso destacar que el aspecto esencial que une a PSC y CiU es la voluntad de negar el cambio y criticó la parálisis política.