El 3 de enero de 1961 Estados Unidos y Cuba rompieron relaciones diplomáticas cerrando sus respectivas embajadas en Washington y La Habana. El entonces presidente de EEUU, Dwight Eisenhower, afirmó que “es mi esperanza y mi convicción que en un futuro no demasiado distante será posible volver a encontrar el reflejo de nuestra histórica amistad en relaciones normales de todo tipo”.
Finalmente, ese futuro ha acabado siendo muy distante, demasiado, pues hemos tenido que esperar la friolera de 54 años para que las embajadas vuelvan a reabrir. Concretamente, a las 00.01 del pasado lunes se restablecieron las relaciones tras meses de intensas negociaciones.
Más allá de consideraciones ideológicas, la noticia fue muy bien recibida en todo el mundo, pero principalmente por los ciudadanos cubanos y estadounidenses. Y, como no, la alegría se notó también en los ciudadanos de ambos países que residen en Terrassa. Aunque no sean comunidades demasiado numerosas en nuestra ciudad, los egarenses de Cuba y Estados Unidos coincidían esta semana en calificar la noticia como “histórica”.
Un ejemplo de ello lo encontramos en la egarense Nelsa Monteserín, una cubana de 45 años que vino a vivir a Terrassa hace más de dos décadas. “Es una gran noticia y estoy segura que esta nuevas relaciones contribuirán a que la economía de la isla mejore”, afirma Monteserín. “Al fin de cuentas el que más han sufrido con esa situación ha sido el pueblo y si la nueva relación con Estados Unidos contribuya a que la isla se abra un poco más al mundo, bienvenida sea”, afirma Nelsa, que regenta desde hace cuatro años el restaurante de comida cubana Bucanero, situado en la Rambla Francesc Macià.
20 años en Terrassa
Pese a que hace 20 años que reside en Terrassa, Nelsa no ha dejado atrás sus orígenes. Su restaurante está repleto de referencias a Cuba y conserva la relación con los familiares que tiene en la isla. “Ellos están muy contentos porque saben que la situación puede mejorar en Cuba”, afirma. Nelsa explica que cuando se marcharon de Cuba, en el año 1995, la situación no era tan adversa. “Teníamos trabajo y vivíamos relativamente bien, pero mi pareja vino a vivir a Terrassa y yo vine con él”, afirma. “La situación no era tan mala como ahora pero igualmente vinimos aquí porque pensábamos en el futuro de mis hijos”, dice.
La cubano-egarense explica que las consideraciones políticas son lo de menos. Por eso, no se declara ni castrista ni anticastrista. “A la mayoría de cubanos no les interesa la política. Es algo que no está presente en el día de día de la isla. El castrismo no es lo más importante en la rutina de la gente. Lo principal para los cubanos no es la política, sino sobrevivir”, explica.
Muy parecidas son las palabras del estadounidense David Young, que actualmente trabaja como profesor de inglés en una academia de Barcelona. En su caso, también fue el amor lo que le trajo a nuestra ciudad, pues su pareja es de Terrassa. Aunque la tensas relaciones entre su país y Cuba nunca le han afectado de forma directa, Young afirma que en el estado donde nació, Kentucky, conoció a muchos cubanos que emigraron a Estados Unidos por motivos diversos. “Es bueno que los dos países vuelvan a tener relaciones diplomáticas, ya que mucha gente ha sufrido por este conflicto. Esperemos que este sólo sea el primer paso”, afirma el estadounidense. “Para Estados Unidos Cuba ha sido siempre sinónimo de Fidel Castro, pero sobre todo de comunismo. Y allí no se tiene buena imagen del comunismo”, dice. Nelsa Monteserín explica que el capitalismo era lo mismo para los cubanos. “Pero cuando sales, te das cuenta de tanto unos como otros tienen parte de razón. Al final si quieres algo en esta vida, tienes que trabajar duro”, dice.