Unos dos mil metros cuadrados de matorral y árboles ardieron ayer por la tarde en Can Boada del Pi. Los bomberos tardaron tres horas en sofocar las llamas.
El aviso del primero llegó a las 3.25. Nueve dotaciones terrestres de Bombers y un helicóptero se desplazaron a Can Boada. Las unidades de a pie rodearon el fuego, declarado en una zona plagada de árboles caídos en el vendaval del 9 de diciembre. Los troncos tumbados obstaculizaban el paso, como ocurriera en un sector próximo, en Can Colomer, durante la extinción de otro fuego no hace mucho, el 21 de junio. En aquella ocasión las llamas devastaron cuatro mil metros cuadrados. Ayer, más o menos la mitad, según los cálculos de Bombers. A las 4.30 de la tarde el incendio estaba controlado, pero la extinción definitiva no llegó hasta tres horas después del primer aviso.
Los bomberos remojaron la zona para evitar rebrotes del fuego, habida cuenta el estado de los bosques tras la ola de calor y la acumulación de vegetación, y cortaron ramaje de los árboles quemados. A las 6.35 de la tarde se supo de otro incendio de vegetación, en el torrente de La Grípia. Al cierre de esta edición los bomberos seguían allí. Según las primeras estimaciones, habían ardido unos 2.600 metros cuadrados de matorral.