La música, las danzas y el fuego volvieron a ser un año más los protagonistas de la Cercavila, que se celebró el sábado por la tarde en las calles del centro de la ciudad. El desfile congregó a una multitud de terrassenses que no quisieron perderse uno de los actos centrales de la Festa Major a pesar de las altas temperaturas.
La rúa se inició a las seis de la tarde en el Raval de Montserrat con el Drac de Terrassa en cabeza. Lo seguían los Gegants Vells, Nous y Modernistes, el Tranqui y la Carmeta, así como el Corbera y La Falguera de la colla Gegantera de Les Fonts. El desfile lo completaban muchas otras entidades entre las que se encontraban cabezudos (incluida la réplica de este año del director artístico del Festival de Jazz de Terrassa, Valentí Grau), sardanistas, bastoners, castellers y grupos de diables, con sus espectaculares exhibiciones de fuego y percusión.
La Cuca Japonesa del Drac de Terrassa refrescaba, a su paso, a un público eminentemente familiar. Una simpática ducha que los espectadores recibían con sorpresa y risas y que les ayudaba a pasar mejor el calor. Muchos de los asistentes se hidrataban con botellas de agua y los abanicos iban de un lado para otro.
Actuación final en la plaça Vella
La Cercavila fue una oportunidad única para ver a 27 grupos de cultura popular recorriendo la Rambla d’Ègara, el portal de Sant Roc y la calle Major. El itinerario finalizó en la Plaça Vella, donde los participantes se lucieron con sus actuaciones finales ante una plaza llena a rebozar.
Los cabezudos animaron a los más pequeños a bailar con ellos al ritmo de los grallers del grupo Jo Vent y el Baile de Gitanas fue una de las actuaciones que se llevó más aplausos cuando el joven que quería llevarse a todas las chicas acabó en calzoncillos en medio de la plaza. Los bailes de los Bastoners de Terrassa y los Bastoners de Sant Pere, la Agrupació Folklòrica Amunt i Crits, la Agrupació Sardanista Asert y la Cobla Principal de Terrassa, así como los de l’Esbart Egarenc fueron alguno de los otros atractivos del final de fiesta. La Cercavila demostró que la cultura popular terrassense despierta un gran interés en los ciudadanos, que volvieron a salir las calles a pesar del calor.