Terrassa

¡Danzad, danzad, políticos!

No todo son pactos, plenos y declaraciones adversas en la vida de los políticos egarenses. También hay otras cosas. Y el domingo presenciaremos la más tradicional y divertida de todas: el Ball de Plaça. Desde los años 50, el protocolo de Festa Major dicta que el domingo, después a la salida de la misa en la Catedral, el alcalde y los concejales son invitados por los miembros del Esbart Dansaire a bailar con ellos danzas tradicionales catalanas. Aunque algunos concejales preferirían obviar esta tradición tan curiosa, la mayoría de ellos accede a participar y, con la mejor de sus sonrisas, danzan (o lo intentan) ante de toda la ciudadanía.

Este domingo llega una nueva edición del Ball de Plaça, aunque en esta ocasión se da una circunstancia atípica: buena parte de los concejales, concretamente 21 de los 27, se enfrentarán por primera vez ante la festiva cita. Por ese motivo, el pasado martes en el ensayo oficial del Ball de Plaça en el Social los nervios de los ediles eran más que palpables. Casi todos acudieron a la cita del Esbart con timidez y vestidos con ropa informal (demasiado en algunos casos, como se puede observar en las fotografías de esta página).

Durante el ensayo, la maestra de ceremonias fue Patxus Casals, del Esbart Egarenc. “Tindré feina…I de la bona!”, aseveró Casals ante unos regidores que aguardaban en silencio y expectantes las instrucciones para acometer el tradicional baile. Sólo la experiencia de Jordi Ballart y las bromas constantes de Jordi Flores “Doctor Flo”, concejal de Cultura, servían para romper el hielo. En cuestión de minutos los 24 ediles presentes se encontraban dando sus primeros pasos de danza acompañados por sus respectivas “parejas de baile” del Esbart Dansaire.

Huelga decir lo divertido que resultó observar a los formales ediles repitiendo una y otra vez la danza mientras que Patxus Casals les daba constantes instrucciones. “¡Muy bien, Jordi! Perdón… ¡muy bien, alcalde!”, decía a Ballart, mientras que al concejal de Hacienda le espetaba: “¡Venga, Alfredo, que tú eres veterano!” Sin embargo, los novatos también “recibían” de su maestra: “Pero sonreíd, chicos… Bailar con alegría es más bonito…”

Poco a poco los regidores le fueron cogiendo el tranquillo a la danza, aunque algunos confesaban a que seguirían ensayando en casa. “Llevo diez años haciéndolo y todavía tengo nervios”, confesaba a este diario Jordi Ballart, que rememoraba la primera vez que participó en el Ball de Plaça en la Festa Major de 2005. “Aquel día me temblaban las manos”, explicaba el primer edil de la ciudad.

En contraste con los nervios del alcalde estaba la inherente templanza de “líder de la oposición”, Xavi Matilla, portavoz de Terrassa en Comú. “Me parece magnífica esta tradición y, más que nervioso, estoy deseando participar”, decía. Sin embargo, justamente tres de los seis ediles de su partido fueron los únicos ausentes del ensayo del pasado martes: Marc Grau, Xavi Martínez y Marta Muntanyola.

Por su parte, el portavoz de CiU, Miquel Sàmper, admitía no ser demasiado diestro en cuestiones danzísticas, mientras que Isaac Albert (ERC) y Javier González (Ciutadans) se tomaron muy en serio en ensayo e intentaban, con desigual éxito, realizar los pasos. Más pericia mostraron desde el primer momento Maria Sirvent (CUP) y Gabriel Turmo (PP), que se mostraban encantados con el evento.

57 años ininterrumpidos
Desde su estreno, en 1959, el Ball de Plaça no ha faltado ni en una sola ocasión en el programa de las fiestas y, de hecho, constituye una de las tradiciones más emblemáticas de la ciudad. La historia del Ball de Plaça es, no obstante, más antigua. El folclorista Joan Amades le dedica una de las entradas de su monumental obra “Costumari Català”. Amades lo denomina con su antiguo nombre de “Treure Ball de Plaça a Terrassa”, y señala su realización habitual en las fiestas de la Candelera, el 2 de febrero, y esporádicamente en Festa Major, en los siglos XVIII y XIX.

Su recuperación llegaría de la mano del Esbart Egarenc, tan sólo un año después de fundarse. Fue el 5 de julio de 1959. En aquella ocasión lo bailaron seis parejas, con participación del alcalde Josep Clapés. Desde entonces ha pasado a ser un acto imprescindible de nuestra Festa Major.

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