La llegada de la Flama del Canigó, en un acto organizado por Òmnium Cultural, volvió a ser ayer el anuncio de la noche de Sant Joan. Eran las siete y cinco minutos de la tarde cuando la antorcha, acompañada de la colla de tabalers de los Diables de Sant Pere Nord, hizo su entrada en la Plaça Vella, donde la compañía Can Cantem desarrollaba, desde las seis, el espectáculo infantil “Mans enlaire, això és una festa”. De hecho, entraron dos teas encendidas, una llevada por el astrónomo terrassense Jordi Miralda y otra por Roberto Martínez, secretario de Òmnium Terrassa (entre ambos, el presidente, Xavi Ordeix).
En el escenario de la Plaça Vella ya estaba instalado el pebetero y el niño Pau Roger Martínez, de 7 años, fue levantado por Roberto Martínez, su padre, para encenderlo. El primer intento fue vano. El problema técnico se solucionó enseguida, Martínez volvió a alzar a su retoño, y por fin, a las siete y doce minutos, el fuego del Canigó ardía en el pebetero de Terrassa.
Xavi Ordeix dió la bienvenida a los asistentes a este encuentro con “el fuego que viene del Canigó, que de aquí se irá a Ullastrell, para llegar a todos los Països Catalans”.
Ordeix procedió seguidamente a la lectura del “Missatge de la Flama del Canigó 2015”, escrito por Nemesi Solà. “Esta noche mágica y toda la diada de mañana día 24 de junio, Festa Nacional dels Països Catalans, nos hermana a todos”, comenzaba. Para recordar seguidamente que en períodos “donde los deseos del pueblo fueron reprimidos a sangre y fuego por el ‘real derecho de conquista’, la expresión popular daba a los Focs de Sant Joan un sentido de resistencia”.
Cerró el acto el concejal de Cultura, Jordi Flores, que recordó los orígenes paganos de esta fiesta “que tiene el fuego como protagonista” y su carácter de “Diada Nacional dels Països Catalans”. También agradeció a Òmnium su continuidad en traer la Flama a Terrassa.