Responde a las iniciales C. M. S. y se sentará en el banquillo, acusado de violar varias veces a una niña, hija de un amigo suyo; la serie de agresiones sexuales empezó cuando la chiquilla tenía 9 años y hasta que contaba 13. La menor quedó embarazada y abortó en diciembre del 2013. El fiscal reclama que el procesado, de origen senegalés, sea condenado a una pena de quince años de prisión.
Era amigo de la familia. Dice el Ministerio Fiscal que el sujeto acudía con frecuencia a la vivienda de la niña cuando ella estaba sola, "aprovechando la libertad de acceso al domicilio dada la relación de amistad con el padre de la víctima", y afirma que la agredió sexualmente "en múltiples y reiteradas ocasiones" entre el 2009 y diciembre del 2013. Cuando la menor tenía entre 9 y 11 años, "procedió a realizarle tocamientos en las zonas genitales" y cuando cumplió los 12 la violó con el pene varias veces. La dejó embarazada.
El procesado, según manifiesta el fiscal, agredió a la niña cuando al principio opuso resistencia. La golpeó en la cara y le propinó una patada en la pierna, y la amenazaba con matarla si se le ocurría contar aquello a sus padres. Eso fue al principio. Poco a poco, la menor dejó de resistirse debido a la intimidación ejercida por el hombre, debido también a su superioridad, habida cuenta la diferencia de edad y la relación del presunto agresor con el padre de ella.
"En el último episodio, ocurrido en el mes de diciembre del 2013, el procesado agarró violentamente del brazo a la víctima, que se hallaba en el salón, arrastrándola hasta su habitación, y lanzándola al suelo, donde la penetró", relata el escrito de acusación.
El 20 de diciembre del 2013, la cría no pudo más. Carcomida por la congoja, habló con sus padres, se lo contó todo. Fue atendida en un hospital y allí detectaron su embarazo. Estaba de cinco semanas de gestación. Cuatro días después se realizó el aborto.
Necesita tratamiento psicológico para evitar secuelas de por vida, repercusiones que podían conducir a un grave trastorno de la personalidad y a ideaciones suicidas, señala el Ministerio Público. La víctima padece trastorno por estrés postraumático agudo, con sentimientos de culpabilidad, alteración del sueño y la concentración y el hambre, y fracaso escolar. Sufre "un malestar clínicamente significativo con grave deterioro social", añade el fiscal, "con elevada presencia de preocupaciones, pensamientos y sentimientos negativos respecto de la sexualidad que le pueden ocasionar dificultades en sus relaciones íntimas posteriores".
El procesado es considerado autor de un delito continuado de agresión sexual con penetración. La acusación pública solicita una pena de quince años de prisión y un periodo de diez años de libertad vigilada a cumplir tras la pena de cárcel; esto es: deberá estar siempre localizable mediante aparatos electrónicos "que permitan su seguimiento permanente", tendrá que comunicar de inmediato a la autoridad judicial cualquier cambio de trabajo o de lugar de residencia y estará obligado a seguir tratamiento médico, o someterse a controles, en relación con sus impulsos sexuales.
Por supuesto, el escrito del fiscal incluye una medida de alejamiento por un plazo de diez años después de cumplida la pena privativa de libertad. No podrá comunicarse con la joven, ni acercarse a menos de mil metros de ella.
El 20 de diciembre del 2013, el mismo día en que la menor dio rienda suelta a sus cuitas, el sospechoso fue detenido. Horas después ingresó en prisión. El lunes y el martes próximos se prevé el juicio en la sección novena de la Audiencia Provincial. El Ministerio Público ha solicitado que la menor no declare, sino que se reproduzca en la sala su testimonio grabado. Y si tiene que comparecer en la vista, deberán adoptarse medidas para evitar que ella y el acusado se vean. Han sido citados mossos d’esquadra, los padres de la niña y varios médicos y psicólogos.